lunes, 06 de octubre de 2008
EL COLEGIO DE LA INMACULADA
Fue fundado en 1925 por Dolores de Sosa Suárez como centro laico

Pedro González-Sosa

(Cronista Oficial)

A Dolores Sosa Suárez --Lolita Sosa, como con todo respeto y cariño se la conoció en Guía de Gran Canaria hasta su fallecimiento en 1949--, a su inestimable generosidad y piadosa iniciativa, debe la ciudad norteña poder contar, todavía hoy, al menos con el edificio de un colegio de enseñanza que ha sido, --aunque ya no lo sea-- toda una institución en la localidad: el conocido y llamado "Colegio de la Inmaculada", que si bien a partir de 1938 inició una nueva andadura al hacerse cargo de su enseñanza y regencia las monjas Dominicas de la Sagrada Familia, en la actualidad, aunque la muy mermada congregación religiosa persista, tiene otra orientación, y se ignora cual va a ser el futuro de este edificio.

Mujer soltera, de arraigados sentimientos y convicciones religiosas, Dolores de Sosa tuvo siempre en mente la idea de dotar a la localidad de un centro docente comprometiéndose a que corriera a su cargo todos los gastos que ocasionara.. De niños la conocimos sobre todo cuando por las mañanas –eran los tiempos en que las misas se oficiaban a esta hora— y por las tardes bajaba desde su casa en la calle del Agua, frente al colegio publico, a la iglesia para participar en los actos parroquiales. Mujer callada, sencilla, educada al máximo, nunca pregonó las muchas obras de caridad que realizaba y cuyos desprendimientos alcanzaba, incluso, a la dotación de obras y enseres en su parroquia, como fiel devota que fue de la Patrona, la Virgen de Guía.

En este contexto, a principios de 1920 fue madurando la idea de crear o fundar un colegio de enseñanza. Pero sería en 1925 cuando se decidió a ceder una casa de su propiedad de dos plantas en la calle Marqués del Muni, antiguamente conocida como "de la Cruz", para hacer realidad su sueño. Cedió no solo el edificio, sino que lo dotó de los muebles y adecuación de las dependencias para que el colegio pudiera realizar su cometido.

Efectivamente, el colegio primigenio empezó a funcionar como simple centro docente en 1925, dirigido desde esa fecha hasta 1938 por su amiga la maestra nacional María Jesús Ramírez. Porque como quiso siempre que el colegio estuviera regido por una congregación religiosa, el 1 de octubre del citado 1938 se produjo la inauguración del nuevo curso, ahora regentado por las Dominicas de la Sarga Familia, congregación fundada por el obispo Padre Cueto y que ya tenía centros no solo en Gran canaria sino en otras islas. Las sencillas crónicas periodísticas de la época recogen, sin alharacas pero de forma puntual, la llegada de las monjas a cuyo acontecimiento no faltó la reconfortable presencia del obispo Antonio Pildain, quien tras la bendición de las instalaciones dio la bienvenida a la nueva Comunidad religiosa. La primera comunidad de dominicas de la enseñanza se hizo cargo del colegio en 1938 estaba formada por las madres Rosario del Santísimo Sacramento, Luisa María de la Santísima Trinidad, hermana de la fundadora, Corazón del Niño Jesús y Ascensión del Señor.

A partir de 1938 y durante los trece años siguientes las dominicas realizaron su labor educadora y de formación de los niños y jóvenes del pueblo. Mas, como las dependencias se habían quedado pequeñas y la comunidad aumentado, fue necesario hacer reformas que duraron desde 1951 hasta 1953. Reformas que alcanzaron en la época a una parte del colegio y su capilla, el salón de actos y terrazas que le dieron al edificio mayor fondo y aumentó de forma considerable su volumen. El 5 de octubre de 1954 regresan las dominicas a Guía y en ese curso se reabren las aulas. La Comunidad estaba formada por las madres Margarita Chacón de la Inmaculada, Josefa Socorro de Santa Catalina, María Candelaria Pérez del Santísimo Sacramento. Presentación de María Biurrúm, Purificación Ortega y María Rafaela del Niño Jesús.

Desde la época de la fundación y hasta 1949 en que se produce su fallecimiento, Lolita Sosa nunca descuidó los mimos y atenciones, además de contribuciones económicas para con "su" colegio. Incluso en sus frecuentes ausencias de Guía cuando era reclamada desde Cuba por su tío el otro gran e inolvidable patriota Luis Suárez Galván para tratar asuntos relacionados con intereses económicos. A propósito, el primer donativo que se recibió en Guía en el año 1955 para contribuir a los gastos de construcción del nuevo camarín de la Virgen a instancia del párroco Bruno Quintana Quintana fue del hermano de la fundadora del Colegio Eugenio Sosa Suárez que envió desde la Habana la cantidad de 8.200 pesetas de las de entonces. Los viajes frecuentes a La Habana de Dolores de Sosa fueron como consecuencia, ya se ha referido, de la estancia en la capital cubana con prósperos negocios de su tío Luis Suárez Galván, aquel que sufragó los gastos para que las casas de Guía tuvieran agua corriente, y de cuatro hermanos de sus hermanos. Porque del matrimonio entre Julián de Sosa y Juana María Suárez Galván, sus padres, nacieron, además de Lolita Sosa en 1871, Ana María (fallecida de niña o muy joven), Aurora, Luis, Tomasa, que cuando ingresó como monja de las dominicas se hizo llamar madre María Luisa, Eugenio y Teresa. Reclamados por sus tío Luis Suárez Galván, se trasladaron muy jóvenes a Cuba Luis, Eugenio y Teresa que fallecieron en aquellas tierras americanas. En Guía fallecerían la fundadora del Colegio en 1949, Aurora y la madre María Luisa.

De aquel colegio de las Dominicas fundado por Lolita Sosa sólo queda en la actualidad su recuerdo, su nombre y ninguna monja. Y, por las referencias que tenemos, a esta fundación y su edificio, puede ocurrirle, desgraciadamente, lo mismo que al Colegio Salesiano fundado a costa de sus propiedades por Eusebia de Armas quien en su testamento exigió que los niños necesitados de la población tuvieran en aquel edificio y en aquellas aulas la gratuidad para sus enseñanzas. Uno y otro no cumplen la función para el que fueron creados y los beneficiarios de las respectivas fundaciones, Obispado y Dominicas, han optado, al parecer, por desprenderse de las propiedades poniéndolos a la venta en beneficio propio y no de la población.

El colegio de las dominicas guiense está prácticamente, igualmente como el de los Salesiano, cerrado. La comunidad dominica lo alquiló, allá en la década de los 80 del pasado siglo, al ayuntamiento para convertirlo en colegio publico mientras acababan las obras del "Miguel Santiago", en Las Barreras. Una vez inaugurado éste, desde entonces solo queda en pie el edificio, (que ha sido ofrecido en venta al ayuntamiento) y en el recuerdo de las gentes de Guía la labor docente que realizó en muchas generaciones durante una dilatada época. Y en ese mismo recuerdo, la memoria de la gran y virtuosa dama que fue Dolores de Sosa Suárez, su fundadora.



Modificado el ( lunes, 06 de octubre de 2008 )