El reciente alquiler a una entidad privada del conocido Colegio de las Dominicas ha generado un hondo malestar y hasta cierta indignación entre un sector importante de la ciudadanía guiense. Es muy difícil de justificar y de entender cómo ciertas personas que pertenecen a una congregación que tiene entre sus principios incuestionables  el servicio a los más necesitados, desdeña de un modo tan sorprendente los notables proyectos de naturaleza social, educativa y cultural que había pergeñado la ONG Veritas y que, según explicó el presidente de esta organización en una reciente entrevista, fueron concebidos para simultáneamente restaurar la condición pública y educativa del inmueble y poder concentrar en él varios proyectos concebidos bajo los principios de equidad, solidaridad y cooperación.

Sin embargo, sí es fácilmente justificable la indignación instalada en muchos ciudadanos guienses frente a esta operación mercantilista que busca, sin ambages de ningún tipo, rentabilizar económicamente una propiedad que pasó a ser  patrimonio de la congregación de las Dominicas de la Sagrada Familia, exclusivamente por la voluntad de la ilustre benefactora guiense Dolores de Sosa.

La sociedad guiense está dolida por esta forma de proceder tan lejana a unos valores que esta misma congregación inoculó durante décadas en un sector importante de la misma. Muchas voces han exigido la reacción de toda la sociedad ante lo que consideran una peligrosa maniobra que persigue la enajenación ilícita de un patrimonio que entienden y sienten como colectivo.

En este sentido, la reacción de Fernando Bañolas, alcalde guiense,  ha sido contundente. El consistorio velará por el correcto cumplimiento de las condiciones que recoge el testamento de la benefactora, que legó el histórico inmueble y una parte importante de su patrimonio a esta comunidad para que velara por la educación e invirtiera en la formación de los ciudadanos guienses.

Sin duda alguna, sobre este desafortunado episodio, brilla la notable dimensión humana de muchos ciudadanos guienses, en especial los miembros de la ONG Veritas, que con sus ilusionantes proyectos ponen de manifiesto la dimensión social que puede  albergar el patrimonio histórico y arquitectónico de Guía. De igual modo, este infortunado suceso ha puesto de relieve que entre la sociedad guiense hay un fuerte sentimiento de identificación hacia unos valores que permitieron que en Guía se desarrollaran ciertos proyectos educativos y culturales que son parte indisoluble del pasado y presente de nuestra ciudad.

Dolores Sosa Suárez

Dolores Sosa crea en el año 1927 el Colegio de la Inmaculada Concepción destinado a la enseñanza de niñas en Guía, por lo que fue nombrada Hija Predilecta del Municipio en el año 1929, tal y como se recoge en el siguiente Oficio remitido a la misma, y que se encuentra en el Libro de Salida de Correspondencia del Ayuntamiento de Guía (Archivo Municipal) año 1929.

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