viernes, 26 de septiembre de 2008
PSICOGRAFÍAS
“Hay miradas que nos devuelven a la noche de los tiempos”

La mirada

Santiago Gil


Hay miradas que nos devuelven a la noche de los tiempos. Nuestros ojos sólo sirven para que nos reconozcamos en los otros. Si acaso nos salva algún espejo, o un charco de agua transparente que nos devuelve el brillo de aquellas emociones que se quedaron grabadas en un fondo lejano de nuestras retinas más nostálgicas. Todo lo que miramos se queda para siempre en nosotros aunque luego no lo volvamos a recordar jamás en toda nuestra existencia.

Cuando miramos fijamente a los ojos de un animal también estamos volviendo al pasado más remoto de nuestra propia evolución. Hace miles de años los monos que fuimos miraban a los perros, a los caballos o a los gatos con los mismos ojos de asombro con que hoy lo hacemos nosotros. En el fondo, aunque hayamos inventado los aviones y las cámaras digitales, seguimos igual de perplejos ante el paso el tiempo y los caprichos del azar. Y no digamos ante la razón última de nuestra propia existencia. Por eso es conveniente reconocernos de vez en cuando en los geranios del jardín o en los cangrejos prehistóricos que siguen asomándose en las rocas cuando baja la marea y parece que los cataclismos cotidianos se toman un respiro. Nos conviene esa cura de humildad para saber de dónde venimos y qué tenemos que dejar para que los que vengan después de nosotros puedan seguir escribiendo la historia. No somos ni más ni menos que esos perros o esos caballos que nos mantienen la mirada. Ganamos en la razón y en los inventos, pero también perdemos ante ellos en nuestra capacidad autodestructiva y en nuestras cainitas maneras de concebir las relaciones con nuestros semejantes. No me voy a poner pueril o simplón a estas alturas, ni tampoco trato de que nos equiparemos con un mosquito o una mariposa, pero sí que hay un destino que nos hermana y nos compromete. Cada uno sabe lo que digo, porque en el fondo cada cual es consciente de su propia aventura, siempre única y siempre grandiosa, en el planeta.

Quien ha mantenido la mirada de un perro o de un caballo más de treinta segundos sabe de lo que hablo. Hay como una vuelta al origen, una especie de reconocimiento atávico que nos devuelve de inmediato a la noche de los tiempos. Se entiende que los humanos hemos dejado atrás al mono que fuimos y que hemos llegado a componer la Novena Sinfonía, pero aun así queda algo, supongo que casi imperceptible, que sólo reconocemos cuando volvemos a la naturaleza. El darwinismo también se va escribiendo en cada uno de nosotros, y no hay milagro que no valga la pena. Por eso debemos de cuidar a los animales que han ido evolucionando con nosotros como si fueran nuestros propios hermanos. Todo el daño que les hagamos a ellos nos lo estamos haciendo también a nosotros.

CICLOTIMIAS

Ya el calamar se defendía con la tinta mucho tiempo antes que nosotros.

Esta direccin de correo electrnico est protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla


PUBLICADO EN CANARIAS7


Modificado el ( domingo, 28 de septiembre de 2008 )