martes, 09 de septiembre de 2008

El hambre no sabe de leyes


Por Gloria Betancort Brito

                        

Con frecuencia a mi mente y a mi corazón llega la melodía y la letra de una sentida canción que en el colegio con mis alumnos tantas veces canté y desmenucé. La canción repite con certeza y con fuerza el estribillo que dice así: “Embarcan bajo la luna queriendo buscar fortuna; son pocos los que la encuentran, son muchos los que la buscan. Dice el comisario que no están en regla; el hambre no sabe ni entiende de leyes.,,”

En estos días, otra vez, un cayuco a la deriva, 14 muertos y otros destrozados. No sé, sigo de majadera pensando, buscando cuál será la solución y no la encuentro desde el pensamiento y el razonamiento de nuestro querido Primer Mundo. Ya ni tan siquiera quiero mencionar y repetir la emigración de los canarios a tierras americanas o africanas; no, esto me está sobrando porque todos tenemos derechos a contemplar el sol y a sentir en nuestros rostros la caricia del aire desde cualquier rincón de nuestra Tierra.

Escribo estas líneas y pienso en todos ellos, en los sueños apretados de aquellos padres de familia que desesperados ven como las vidas de sus hijos se les escapa por no    contar con un pedazo de pan, por un puñado de arroz, por una porción de mandioca; pienso en tantos jóvenes que sin porvenir no quieren repetir esta estampa cruel de la vida y dejar que el hambre y la miseria sean sus compañeras inseparables hasta que la muerte termine con sus sueños, ilusiones y esperanza en esta vida, porque en la otra, estoy segura que tienen los primeros puestos.

Escribo estas líneas y el dolor y la rabia, la impotencia se apodera de mí; en un mundo posible paraíso para todos, cuando la cultura avanza más y más, ¿por qué tienen que prevalecer el poderío de unos pocos, lo material frente a la persona, los argumentos políticos frente  la angustia de los que no tienen voz, de los que permanecen callados, de los pobres de nuestro planeta, de aquellos explotados por un colonialismo afrentoso y deshumano?... ¿por qué?

En nombre de ellos quiero proclamar los derechos humanos a los cuatro vientos, aunque no se cumplan, quiero repetir que la Tierra es de nosotros y no del que tiene más, quiero pedir corazones abiertos a la acogida, a la fraternidad universal, a un mundo sin divisiones; pensarás que es pura utopía,  mañana podrá ser hermosa realidad.

“EMBARCAN BAJO LA LUNA QUERIENDO BUSCAR FORTUNA…

Dios quiera que llegue un día en que a la gente del norte el corazón se le ensanche más amplio que el horizonte”. Que las hipotermias no terminen con la vida de aquellos que jugándoselo todo se lanzan a desconocidos sueños y esperanzas, que el Atlántico no sea el océano de la guadaña cruel de la muerte, que sea el mar de la prosperidad y de la concordia, que sea la ruta de valientes navegantes que unen fronteras.

Que este reguero de muertes se acabe de una vez, que se acaben esos centros de retención de inmigrantes que “escachan” la dignidad y son inconstitucionales, que se les busque solución aquí o en sus países de origen. Que un día las futuras generaciones puedan gritar con fuerza que la vida para todos es preciosa.

Porque… NO HABRÁ RAZAS NI COLORES, SÓLO HABRÁ TRIGO Y MUCHO AMOR Y EL MISMO SOL ARROPARÁ Y CALENTARÁ CADA CORAZÓN, VENGA DE DONDE VENGA. Y EL SUEÑO DE LA ALDEA GLOBAL SE PALPARÁ EN CUALQUIER RINCÓN DE NUESTRO QUERIDO PLANETA.
 
GLORIA BETANCORT BRITO
Septiembre de 2008





Modificado el ( martes, 09 de septiembre de 2008 )