domingo, 18 de mayo de 2008
La maldición del Norte
 
Juan José Jiménez


A principios de los 90 se produjo la fusión de municipios que dio origen a la mancomunidad del Norte de la isla. Fue un tiempo de lo más divertido. Hacer información de la comarca era una sorpresa detrás de otra. Un día me pusieron en el despacho de un alcalde el proyecto para un parque temático universal. Iban a estar representados todos los continentes e incluso se pretendía levantar una pagoda china al lado de unos  nidos de pardela cenicienta…

Al día siguiente ilustramos la información con la foto de una pagoda china. Unas semanas más tarde se trataba de una granja mundial de avestruces. También hubo que buscar en el archivo la foto de un avestruz. En otro municipio más al este se hizo un concurso de ideas.

Ganó uno que proponía colocar una pista de esquí en la ladera de la montaña de Arucas. Propuse en redacción adornarla con la foto de un reno, pero no me dejaron.

Poquito después fue un megaconsejero del gobierno de Canarias y montó gran pollo mediático explicando que más o menos donde iba la pagoda china del primer párrafo se iba a poner un aeropuerto, pero no algo así como el de Chicago, sino una especie de parada de taxi aéreo, con la ventaja de que no había que quitar los avestruces porque nunca fueron. Como tampoco la ladera de la montaña de Arucas se llenó de renos.
Por esas mismas fechas el Cabildo nombró a una consejera específica para la comarca, de nombre Australia Navarro. Igualmente me empeñé en acompañar la información con una foto de Sidney, imaginando que el efecto del nombramiento, y en vista de las casi dos décadas de cachondeo en la comarca, no iba a suponer gran cosa. Efectivamente, desde hace dos años que se anunció el plan con el jocoso nombre de Rumbo Norte, las perras, más de diez millones de euros, están en el cajero porque ningún responsable político de la zona sabe cómo utilizar una tarjeta con fundamento.

Y esta es la historia de diez municipios, estrangulados por unas carreteras del siglo XIX, que exhibe una costa absolutamente desintegrada, una infraestructura turística deplorable y una malagana institucional patológica mientras la otra gran mancomunidad de la isla, la del Sureste, exhibe sus extraordinarios proyectos por todo el mundo a petición de la mismísima ONU.
 

FUENTE: LA PROVINCIA / DLP



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Modificado el ( domingo, 18 de mayo de 2008 )