Y los vecinos padecen las colas
Javier Bolaños
Más de 60.000 conductores sufren a diario los atascos que provoca la falta de un proyecto que cumpla con la ley.
El Gobierno de España autorizó el 10 de octubre de 1997 el ensanche de la carretera entre Arucas y El Pagador de Moya con la previsión de que debía estar terminada antes del año 2000. En enero, cuando las máquinas estaban ya a punto de arrancar, el entonces alcalde de Arucas y hoy concejal, Froilán Rodríguez, decide que había que liberar la costa y, por tanto, cambiar el trazado.
Aunque no sin cierto debate, los entonces alcaldes del Norte, entre ellos el actual concejal en Moya Isidro Galván; el regidor de Guía, Fernando Bañolas; y el de Agaete, Antonio Calcines, se pliegan a esas tesis. Desde entonces, la Consejería de Obras Públicas se ha aferrado -sin desviarse lo más mínimo- a una alternativa que la Justicia tumba una y otra vez.
Ocho años después de que la carretera tendría que haber estado inaugurada, en contra de los escasos meses que según se dijo entonces iba a postergarse por este cambio de opinión de última hora, las directrices del entonces consejero Antonio Castro Cordobez se han ido defendiendo por parte del Gobierno de Canarias.
De nada ha valido que cerca de 60.000 automovilistas que circulan a diario por la vía tengan que soportar la pérdida de tiempo, dinero y salud en las caravanas, ni tampoco que el juzgado recalque que se incumple con las reglas fijadas por la administración española y europea. Erre que erre continúan adelante. Ahora los argumentos se agotan, el tiempo pasa y nadie se atreve a buscar sin más demoras la solución de futuro que atienda a los intereses de los ciudadanos afectados.
La intransigencia ha impedido, a pesar de los reiterados reveses, que busquen otras vías de solución que no vayan contra agricultores y heredades de aguas que están echando por tierra de forma reiterada los planes de carreteras. Y lo peor de todo es que pueden dejar en el aire tramos ya en marcha, como es el de El Pagador (Moya) y Guía y hasta la cuarta fase de la circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria, que está a punto de empezar a andar.
La Consejería de Obras Públicas logró en la última reunión que los alcaldes se comieran sus propias palabras de que iban ya a buscar otra alternativa. A ver qué pasa ahora.
Javier Bolaños Más de 60.000 conductores sufren a diario los atascos que provoca la falta de un proyecto que cumpla con la ley.
El Gobierno de España autorizó el 10 de octubre de 1997 el ensanche de la carretera entre Arucas y El Pagador de Moya con la previsión de que debía estar terminada antes del año 2000. En enero, cuando las máquinas estaban ya a punto de arrancar, el entonces alcalde de Arucas y hoy concejal, Froilán Rodríguez, decide que había que liberar la costa y, por tanto, cambiar el trazado.
Aunque no sin cierto debate, los entonces alcaldes del Norte, entre ellos el actual concejal en Moya Isidro Galván; el regidor de Guía, Fernando Bañolas; y el de Agaete, Antonio Calcines, se pliegan a esas tesis. Desde entonces, la Consejería de Obras Públicas se ha aferrado -sin desviarse lo más mínimo- a una alternativa que la Justicia tumba una y otra vez.
Ocho años después de que la carretera tendría que haber estado inaugurada, en contra de los escasos meses que según se dijo entonces iba a postergarse por este cambio de opinión de última hora, las directrices del entonces consejero Antonio Castro Cordobez se han ido defendiendo por parte del Gobierno de Canarias.
De nada ha valido que cerca de 60.000 automovilistas que circulan a diario por la vía tengan que soportar la pérdida de tiempo, dinero y salud en las caravanas, ni tampoco que el juzgado recalque que se incumple con las reglas fijadas por la administración española y europea. Erre que erre continúan adelante. Ahora los argumentos se agotan, el tiempo pasa y nadie se atreve a buscar sin más demoras la solución de futuro que atienda a los intereses de los ciudadanos afectados.La intransigencia ha impedido, a pesar de los reiterados reveses, que busquen otras vías de solución que no vayan contra agricultores y heredades de aguas que están echando por tierra de forma reiterada los planes de carreteras. Y lo peor de todo es que pueden dejar en el aire tramos ya en marcha, como es el de El Pagador (Moya) y Guía y hasta la cuarta fase de la circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria, que está a punto de empezar a andar.
La Consejería de Obras Públicas logró en la última reunión que los alcaldes se comieran sus propias palabras de que iban ya a buscar otra alternativa. A ver qué pasa ahora.
FUENTE: LA PROVINCIA