sbado, 30 de junio de 2007 | |
CANTO A Gloria Betancort Brito Por fin, JUNIO a
las puertas, las vacaciones de verano se apresuran y el ambiente se impregna de
sorpresa, de sueños de esperanzas; las calles cercanas a los colegios e
institutos cobran nueva vida; se diría que el gris de invierno
sombrío y nostálgico, da paso al azul claro y atrevido, para que la vida fluya
a borbotones. Es tiempo de recoger la cosecha y dejar reposar el año escolar
con los triunfos y fracasos. Observo el
ambiente, y la estampa que presenta llena de contradicciones, me hace detener
ante los protagonistas principales; rostros sonrientes por sus logros; rostros
desencantados y hasta rabiosos contemplando los suspensos o reclamando las
notas; padres sorprendidos; profesores ansiando el bien merecido descanso… El CURSO ESCOLAR
llega a su fin, se nota a la legua; el último minuto da paso a las ilusiones y
proyectos; a los buenos deseos, por un lado o al hastío y el ocio sin
contenidos, por el otro. Pensando en todo
esto, retorno inesperadamente a mi infancia, a mi juventud; ¡qué distinto era
todo!. Ciertamente, predominaba el “ordeno y mando” y la exigencia y la dureza
iban de la mano de la constancia y la acogida cálida de la familia;
tiempos en los que, cada uno intentaba dar respuesta, lo mejor posible, a su
cometido. Me tocó en suerte vivir en una
familia de padres maestros, donde no quedaba más remedio que “apretar” para
ganarse el futuro, donde la exigencia y ciertos límites eran arropados por la
ternura y acogida de la familia; aliciente
más que suficiente para seguir la
andadura de la vida. Volviendo a mis recuerdos me acerco a los
primeros pasos de maestra…alumnos preocupados por la educación, padres interesados por sus hijos. Pasaron los años y
aparecieron otras necesidades, dedicar más atención al camino andado por cada
educando, a sus situaciones y circunstancias personales, a educar con más
suavidad, con menos dureza, a procurar que tal educación , no frustrara a
nadie, a acercar los contenidos a sus capacidades. Realmente, cada época
necesita dar las respuestas adecuadas a las realidades humanas en ellas.
El tiempo pasó y, lo que quiso ser respuesta al fracaso escolar de cierta
época, se convirtió en LEY SUPREMA de los padres; de tal modo que, algunos
llegaban a decir que sus hijos no podían
con los estudios y optaban por Padres, adultos,
educadores, políticos se nos presenta un reto con urgencia y el primer paso
para alcanzarlo es aclararnos primero nosotros; miremos como están siendo
nuestros acompañamientos a la infancia y a la juventud, dediquemos más tiempo a
acompañarlos desde lo que son; sepamos ponerles límites para que vayan formando
su personalidad y puedan vivir con los demás; ayudémosle a escapar de esta
sociedad competitiva y bulímica; estemos con ellos para que en el futuro sean
los defensores de valores como la responsabilidad, el respeto, la convivencia,
la dignidad, “NACEMOS MUJERES Y
HOMBRES, PERO DEVENIMOS HUMANOS” (André Compte Esponville) Como dice una vieja canción hagamos con el futuro un canto
a APOSTEMOS
POR ELLOS
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Modificado el ( domingo, 04 de noviembre de 2007 ) |