viernes, 29 de junio de 2007 | |
"Estación en curva" Jonás Vega presenta su segunda novela El salón de actos del Gabinete estaba casi lleno, siendo mayoritaria la gente de Guía. Además de la familia del autor, estaban, entre otros, Geño Pérez, Celia Dominguez, Santiago Gil padre (Chago el Bodeguero), María Teresa Ojeda, y Alexis Ravelo, escritor coetáneo de Las Palmas. En su alocución, Santiago Gil hizo mención a las coincidencias que la vida le había regalado con Jonás Vega, pese a los casi diez años de edad que les separan. Gil recordó que nacieron en la misma ciudad, estudiaron en el mismo instituto (en Guía) y en la misma facultad de periodismo (Madrid) y que ambos pertenecen a una generación de guienses con más de una novela cada uno, y felizmente influidos por la misma profesora, María Teresa Ojeda, presente entre el público. De ella, dijo, heredaron su fijación en las palabras y la conciencia de su potencialidad para representar la vida. En esta generación incluyó, entre otros, a Javier Estévez, también presente en la sala. VER TEXTO ÍNTEGRO DE LA PRESENTACIÓN DE SANTIAGO GIL asdfsdfasdf asdfsdfasdf"ESTACIÓN EN CURVA" Jonás Vega Es su segunda novela, un conjunto de historias entrelazadas en las que el autor nos convence, a través de saltos en el tiempo y personajes desarraigados, de la credibilidad de sus historias. Y donde muestra el conjunto de obsesiones que rondan a los protagonistas de su nueva novela. Sus víctimas en este libro. La novela se divide en tres grandes bloques: "La mala muerte en Marruecos", "Las Pasadoras" y "Bonus Track", una pequeña recopilación de relatos que deja como regalos para sus seguidores. Temas como la inmigración, el éxito o la soledad están presentes en la novela, hilvanados de una forma tan estudiada que en conjunto forman una tela de araña, donde el lector es la pobre víctima que cae atrapada y donde no podrá escapar facilmente. EL autor, maestro en dominar los saltos en el tiempo, te invita a enfrentarte a tus peores demonios convertidos en tus mejores amigos. "Una obsesión nace así, apenas sin hacer ruido, como una nota
discordante en mitad de un concierto. La obsesión no hace daño la primera vez,
pero se va reproduciendo día a día, aliento tras aliento, sin que nos demos
cuenta. Lentamente, cogiendo nuestro terreno, nuestra capacidad para
enfrentarnos a ella, se adueña, va formando parte de nosotros, de nuestros actos
cotidianos." |
|
Modificado el ( lunes, 02 de julio de 2007 ) |