Cuando no teníamos apellidos (IV)
Siguiendo con la intención de dar a conocer todos los
apelativos con que a muchas familias de mi pueblo se les conocía y se les
conoce, y guardando siempre como premisa fundamental mí respeto y consideración
hacía ellas y lo que significan por los meritos contraidos con nuestro querido terruño,
inicio ahora la IV parte de este trabajo, el cual
implica que algunas veces, menos de las que yo quisiera, me embargue la emoción
al recordar con tanta nitidez a muchas familias entrañablemente queridas por
mí. Por Juan Dávila.
Hoy quiero comenzar trayendo a colación un apelativo que directamente les
aplicaban a mi padre y a sus hermanos.
Los “petreques”, a los hijos de Petra González Álamo, mi
abuela paterna, casada con Antonio Dávila Suárez, Juan, Lorenza, Antonio,
Juana, Amparo, María y Bartola; los “pan de a perra”, familia formada por
Fernandito León y Luciita Quintana y sus hijos Carmelina, Juana, Luis y los
nietos Arencibia León y León Matos; los “adela”, con la madre de igual nombre y
sus hijos Cuco, Perico y Milagros; los “gallitos”, con Rosa y Benedicta,
casadas con Boro el roble (de la familia de los Robles junto con su hermano
Antonio) y Juan Delgado respectivamente; José el “rata”, de Anzo padre de
Chachón el del Club de la Bohemia; Juan el “Zepelin” de la familia
de los Vegas conocidos por los canutos; Juan el “sabanilla” albañil que trabajo
con Manuel Marina (padre) y en la fabrica de cementos de Arguineguín en sus
comienzos siendo gerente de la empresa Beamonte del Río, Antonio Marina; los
“mailo”, familia encabezada por Perico Montesdeoca y sus hijas Soledad,
Matilde, etc; el “lumumba”, que tuvo hasta hace poco la tienda de Teofilito en
San Roque; los “cuervos”, los hermanos Pepe Eugenio y Joaquín Guerra Molina,
también le llaman así a Roque el hijo de Marcos Rodríguez González conocido por
Marcos marina; el “peopica” apelativo que fue de Luís Fernando Estévez Guerra; los
“humildes”, familia apellidada Suárez procedente de Hoya Pineda y que tuvieron una tienda-bar al lado de la de
Paco el canuto en San Roque, también eran conocidos por los “cabozos”; los
“gitanos”, descendientes de Miguel González de etnia gitana, limpiabotas que
arribo a Guía hacer el servicio militar y sus descendientes, Carmen la muda,
Antonio y Manolo; los “lecheros”, Pepe zapatero, Nina y Santiago; los
“caganidos”, de la familia de Lolita Jiménez, siendo los más representativos
Perico y Martín. De este ultimo tengo una anécdota que contar, siendo chofer de
las guaguas en Las Palmas, al pasar por la parada de los piratas de Guía, los
choferes de los citados piratas, Antonio el barrabas y Perera, le gritaban
–Martín caganido- y el muy ufano contestaba –chirpirin culido-; los
“empenados”, familia de Manuel Padrón taxista y sus hijos, Santiago, Manolo,
Blas, etc; Pepe “flores” de San Mateo casado con Nievitas la panadera y que
tuvo una tienda en San Roque; Paco Vega Dávila al cual le pusieron Paco
plegaria por su interés en estar siempre cantando este bolero muy de moda en
los cincuenta y algo; los “estiércol”, familia de Pancho conocido por este
apelativo, y sus hijos mas conocidos, Felix, Teodoro y Pepe; Blas el “galleta”
de la Atalaya y su hijo Pascual hoy sepulturero, que fueron
excelentes jugadores de fútbol; Manuel el “mula” conocido en la zona por ser un
buen albardero; los “moscos”, a cuya familia pertenecían Raimundo Bolaños León
y Paco que trabajo siempre con Mr. Leacock; Juan Rodríguez conocido por Juan
“chico” que fue músico de la banda de Guía; los “mameas”, familia de Francisco
mamea, barbero, y sus hijos Paco, Andrea, Carmela y Librada; Antonio el
“mamera” y sus hijos Antonio y Andrés; los “pineas”, Andrés y Pepe jugadores de
las mesas de cartones; los “pichus”, hijos de Facundo el largo y Josefa Díaz;
las “lionas”, de la familia de Juana liona y sus descedientes; las “patuas” de
Anzo, llamadas así por tener las piernas gordas, una de ella creo que llamada
Carmela se caso con Gaspar familia de los mirlones de Gáldar; los “negros”,
como le llamaban a Pedro Santana casado con una hija de Pablo el del capellán y
sus hijos, Juani, Fidel y Carmelo; los “socas”, así le llamaban a los Benítez
de San Juan, donde sobresalía Manuel Benítez el practicante y su sobrino Geño.
Este tema esta a punto de agotarse, por eso quiero pedir
disculpas a las familias que aquí he citado con sus apelativos correspondientes,
y manifestarles que jamás existió por mi parte intención alguna de ofender a
nadie, solo quise resaltar algo que ineludiblemente forma parte de la historia
de Guía.
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