martes, 19 de mayo de 2015 | |
Marisol, descansa en la paz del Señor En
estos momentos en los que la muerte de mi hermana ha dejado una huella
profunda de dolor y un gran vacío, aunque difícil se me hace expresar lo
que siento, quiero agradecer junto a los míos, antes que nada, el gran
regalo que ella fue para nosotros, su acogida y generosidad, su fe y
dedicación, su entrega al máximo como madre, maestra, amiga,...
Quiero dar gracias al Señor, en esta realidad en la que su partida nos deja desolados, impotentes, llenos de confusión y, hasta de rabia. Quiero dar gracias por la lección de fortaleza y fe que nos dio en su enfermedad, por sus silencios, por su prudencia; porque supo ponerse confiada en los brazos de Padre Dios y al calor de su Virgen bendita. Necesario se me hace, dar gracias a Dios por su esposo, por sus hijos y nietos, por ese cuidado, dedicación y ternura que en todo momento tuvieron con ella; porque sus vidas reflejan los valores cristianos que sus padres transmitieron con el ejemplo. Gracias a cada uno y a todos juntos, porque han luchado unidos cuidando de sus padres. Una verdadera lección de ternura y agradecimiento. Tras la muerte de mi hermana, estos días se acentúa el valor de la amistad, de las personas cercanas, de la comunidad. Al verte arropado y acompañado por tus amigos, compañeros y vecinos surge espontáneamente el encuentro, el cariño y el agradecimiento. Gracias a todos los que han estado con nosotros mitigando este dolor y animándonos a seguir con la esperanza de la mano. Creo y espero la resurrección. Mi madre, como me ponía una amiga estos días en un mensaje, salió al encuentro de Marisol para reunirla con mi padre, mis hermanos y celebrar junto al Señor y a su Madre la gran Pascua de los Bienaventurados. El Señor la llamó el día de su Ascensión a los Cielos, no es esto una casualidad, creemos que ya goza con Él. Señor, tu voluntad está, de nuevo aceptada. Y, aunque el cáliz amargo de la separación nos llene de tristeza, la esperanza y todo lo que fue ella para nosotros, animará nuestro camino hasta que Ti. En el crepúsculo de la memoria volveremos a reunirnos, volveremos a hablar juntos y cantaremos un canto más profundo y si nuestras manos vuelven a encontrarse en otro sueño, construiremos otra torre en el Cielo. QUE EL SEÑOR TE DÉ EL MERECIDO DESCANSO Y LA VIRGEN DE GUÍA TE SIGA ARROPANDO BAJO SU MANTO. Tu hermana, Gloria. 14 de mayo de 2015 |
|
Modificado el ( mircoles, 20 de mayo de 2015 ) |