martes, 25 de octubre de 2011 | |||||||
HERMANO DE NUESTRO CRONISTA OFICIAL Manuel González Sosa, poeta El
poeta guiense Manuel González Sosa (1921), fallecido el 24 de octubre
de 2011 a los 90 años de edad, fue autor de obras como 'Sonetos
andariegos', 'A pesar de los vientos' o
'Contraluz italiana'; fue también el creador de los pliegos poéticos 'San Borondón', que salieron a la luz en 1958 y en 1960. En 1963 fundó 'Cartel de las letras y las artes', página literaria de 'Diario de Las Palmas', que llegaría a ser uno de los suplementos de mayor duración publicados en las Islas. A partir de 1980 fueron frecuentes las estancias del poeta en Italia, circunstancia que queda recogida en su libro 'Contraluz italiana'. En 1983 creó la colección 'Piélago', de breves entregas poéticas. Fue incluido por Sebastián de La nuez en 1986 en la antología 'Poesía canaria' (1940-1984) y en 1993 en la antología 'Literatura canaria contemporánea' Biografía En el año 1958, Manuel González Sosa fundó en Las Palmas una colección poética que, aun teniendo en cuenta su vida efímera, ocupa un lugar decisivo en la poesía de la última posguerra. Gracias a los Pliegos de San Borondón -tal era su título- accedió a la vida pública un grupo de jóvenes poetas que, andando el tiempo, se convierten en nexo fundamental entre la poesía de posguerra propiamente dicha y las jóvenes generaciones de poetas nacidos a partir de los años cuarenta. En el año 1958,
Manuel González Sosa fundó en Las Palmas una colección poética que, aun teniendo
en cuenta su vida efímera, ocupa un lugar decisivo en la poesía de la última
posguerra. Gracias a los Pliegos de San Borondón -tal era su título- accedió a
la vida pública un grupo de jóvenes poetas que, andando el tiempo, se convierten
en nexo fundamental entre la poesía de posguerra propiamente dicha y las jóvenes
generaciones de poetas nacidos a partir de los años cuarenta. San Borondón
dedicó sus entregas a Felipe Baeza, Arturo Maccanti y Manuel Padorno, escritores
que con el propio González Sosa abandonarán la rigurosa dictadura de la poesía
testimonial inmediatamente anterior (que, en cierto modo, también ellos
cultivaron) y, sin abdicar del compromiso directo con la historia que aquélla
había asumido, ni rechazar tampoco su característica expresividad (la urgencia,
la solicitud, los interrogantes fundamentales de la existencia...), se
esforzarán por imponer a su obra una mayor exigencia reflexiva, una mayor
serenidad, y operar con el lenguaje desde una posición abiertamente
experimental, si bien no todos lo hacen con la misma intensidad. En estos poetas
debe destacarse, por encima de toda otra cosa, la superación de la contingencia
inmediata de los temas y la voluntad metafísica que alienta en su escritura; la
dimensión más profunda y abarcadora que encierran sus acercamientos a la
realidad; el individualismo, en fin, del que todos parten para avanzar -en un
proceso explícitamente conceptual- hacia una plenitud solidaria derivada de la
cada vez más exigente exploración de su tiempo y de su lenguaje. Una poesía que
acepta el reto de la historia, pero que no renuncia por ello -todo lo contrario-
a una perfección estética cada vez más exigente.
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Modificado el ( jueves, 08 de diciembre de 2011 ) |