jueves, 21 de enero de 2010

UNA FOTOGRAFÍA DE PACO RIVERO
Boda en el campo


Por Javier Estevez


Ésta fue su mejor foto y él lo sabía. O al menos así lo creo yo tras rememorar aquella exposición antológica que recogió lo mejor de su obra hará ya nueve o quizás diez años. La exhibió en diferentes formatos de manera muy inteligente en las numerosas salas repartidas entre la capilla de San Antonio y el ayuntamiento Viejo, de tal forma que quien visitara la exposición la encontraría siempre de frente, disfrutando de las mejores perspectivas, las más luminosas, amplias y directas. De los cientos de fotos expuestas, fue la única repetida. Cuánto menos, significativo.


Para mí, también es su foto más lograda, por su composición sencilla y elegante, por su estética tan equilibrada. Es una fotografía que conmueve y sugiere a un mismo tiempo, retrato y denuncia de una vida dura, exigente, que renuncia  a cualquier principio estético para volcarse en lo funcional, en lo exclusivamente necesario para sobrevivir.

Sus numerosos detalles - el paso delicado y acompasado de ambos, el apoyo del uno en el otro, el barro que oculta sus zapatos, el velo recogido, el largo camino enfangado que aún les queda por recorrer, su soledad - la convierten en una de las mejores fotografías que se han hecho jamás del mundo rural en las islas pues reúne, en un solo fogonazo, el mejor fotoperiodismo, documentalismo y arte que yo he podido apreciar.

Esta imagen, espacio de luz y de verdad, debe abandonar definitivamente los negativos para ser reconocida como lo que verdaderamente es, un icono artístico que se merece dejar el injusto anonimato en el que se encuentra para transitar por los caminos que conducen hacia el aplauso general.


Antes de concluir vuelvo a posar mi mirada sobre la foto, sobre la espalda de los recién casados y me inquieta la pregunta -que siempre me hago- de si habrán sido felices. Espero de corazón que sí.

Enero de 2010.



Modificado el ( sbado, 23 de enero de 2010 )