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lunes, 24 de agosto de 2009
Fallece el guiense Pablo Beltrán de Heredia, editor e historiador

Pablo Beltrán de Heredia y Castaño, una de las figuras centrales de la vida cultural y política santanderina del pasado siglo, falleció en la madrugada del día 21 de agosto en su domicilio de Cañadío, en Santander.

Por Pedro González-Sosa

La Caja de Ahorros de Santander organizó desde junio hasta agosto una exposición-itinerario documental y gráfico por las diversas etapas cronológicas, vitales y creativas del intelectual, profesor y escritor Pablo Beltrán de Heredia, una de las personalidades singulares y fundamentales de la cultura de Cantabria, de cuya labor destaca la creatividad, la inquietud intelectual, la curiosidad, el rigor y una activa labor de concepción casi renacentista, proyecto que se consideró ambicioso porque reivindicaba su figura y descubría ámbitos inéditos de su personalidad y trayectoria con connotaciones históricas, culturales y políticas de Santander, descubriendo una personalidad polifacética y considerada un activista de la cultura, que fue profesor, editor y autor de numerosos trabajos.

Y dirán ustedes que tiene que ver con nosotros, los canarios, la eminente figura que ahora se ha realzado en Santander dando a conocer la intensa actividad intelectual y cultural de este hombre que acaba de cumplir noventa y dos años y que en toda su biografía él nunca ha dejado de señalar el lugar de su nacimiento: Guía de Gran Canaria. Porque allí nació en 1917 siendo el segundo de tres hermanos por este orden, Félix, el mayor, José y nuestro Pablo aquí glosado, el segundo de los cuales, en edad, venido al mundo en 1914 en el llamado Callejón de León guiense llegó a alcanzar una relevante carrera en la Judicatura española de la que ha hecho un resumen interesante el archivero municipal de aquella localidad Sergio Aguiar Castellano. Contamos solo con las partidas del Registro Civil; las de bautizo no figuran en los libros de la iglesia porque al ser hijos de militares se inscribían en libros dependientes de la jerarquía castrense y que deben estar en el Archivo General Militar de Segovia.

Pero hablemos aquí y ahora de Pablo Telesforo Beltrán de Heredia y Castaño a quien Santander ha rendido un merecido tributo al que fuera director de la Residencia Universitaria de la UIMP, impulsor y protagonista de la escuela de Altamira, editor y bibliófilo y hacedor de importantes proyectos de la literatura, la historia y esencialmente la poesía. Nació en el número 7 de la antiguamente conocida como calle del Agua -hoy rotulada Luis Suárez Galván- en la ciudad norteña a la que su padre, Félix Beltrán de Heredia y Velazco, médico primero del Cuerpo de Sanidad, llegó sobre 1910 destinado al Regimiento de Infantería número 67 guarnecido en Guía a quien se le unió un año después su esposa Soledad Castaño y Martínez, matrimonio que residió allí durante una década. Recuerdan algunas de las personas de mas edad de la localidad haber oído relatar a sus progenitores la figura amable y de gran eficiencia profesional de este médico a quien se le conocía simplemente como "don Félix Heredia", y entre estos recuerdos figura el de nuestra madre quien solía contar que cuando una de sus hermanas se puso "malita" -en expresión popular de las gentes de pueblo- la atendió este galeno logrando una recuperación inmediata. No sabemos si había establecido en su casa consulta particular o si, por su bondad y conocimientos, prestó su atención profesional a los vecinos independiente de su actividad como militar.

Pablo Beltrán de Heredia abandonó Guía con su familia cuando tenía unos tres años de edad por traslado de su padre a la Península. Se sabe que vivía habitualmente en Salamanca con su tío Enrique Sánchez Reyes quien en 1930 fue trasladado a Santander como director de la biblioteca Menéndez y Pelayo. Aunque el joven regresaba a Madrid para visitar a sus padres se hizo permanente su vinculación a la capital cántabra en la que realizó la ya mencionada actividad y labor literario-cultural que ahora ha sido reconocida al punto de haber sido declarado hace algunos años Hijo Adoptivo de Santander, donde ha residido plácidamente y en plena actividad a pesar de los 92 años que llevaba sobre sus espaldas. Su ciudad natal debe hacerle algún reconocimiento oficial.


EL PERSONAJE, visto por José María Lafuente

Beltrán de Heredia nace en Guía de Gran Canaria en 1917. Su padre, médico militar de origen salmantino, estaba destinado en la isla cuando nace el tercero de sus hijos varones; posteriormente, vendrían al mundo las dos hijas del matrimonio. Pablo es enviado, a los 11 años, a vivir a Salamanca con sus tíos, el matrimonio sin hijos formado por Enrique Sánchez Reyes y Rosario Beltrán de Heredia.

Enrique Sánchez Reyes se traslada a Santander al ser nombrado, en 1932, director de la Biblioteca Menéndez Pelayo. Pablo regresa a Madrid para vivir con sus padres. A partir de ese año pasa los veranos en Santander, en la casa de sus tíos. Al concluir en Madrid el bachillerato, se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria al tiempo que asiste por libre a los cursos de la escuela de periodismo de El Debate.

La rebelión militar de 1936 le sorprende en Santander, donde reside hasta la entrada de las tropas de Franco. Al terminar la guerra es nombrado asesor del Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico, cargo que compatibiliza con la finalización de sus estudios universitarios. A partir de 1942, al tiempo que ejerce como secretario de redacción de la revista de la Universidad de Madrid y de la Revista de Indias, trabaja como profesor ayudante en la cátedra de Historia Universal Moderna, de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, de la que es titular Ciriaco Pérez Bustamante. Al ser trasladado éste a Santander, en 1947, como rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Pablo le acompaña en calidad de director de la Residencia Universitaria de Monte Corbán, cargo que desempeñó hasta 1953, año en que la residencia pasa a Las Llamas. Aunque al terminar la guerra ya había reanudado sus estancias estivales en Santander, será a partir de su traslado definitivo, en 1947, cuando desarrolle una intensa actividad social, política y cultural.

Una intensa vida política

Miembro fundador, junto a Ricardo Gullón, Ángel Ferrant y Mathias Goeritz, de la denominada Escuela de Altamira, que bajo el patrocinio y apoyo del gobernador civil Reguera Sevilla celebró dos semanas de reuniones y encuentros en Santillana del Mar, durante los años de 1949 y 1950 y en los que participaron, entre otros, Willi Baumeister, Alberto Sartoris, Llorens Artigas, Ángel Ferrant, Eduardo Westerdhal o Rafael Santos Torroella. Beltrán de Heredia hará las veces de secretario general y organizará las actividades y visitas complementarias a los debates, a la vez que tendrá a su cargo las posteriores ediciones a las que dieron origen estos encuentros. A partir de que en 1948 la imprenta Bedia publique, de manera clandestina, la edición del Romancero gitano, Pablo participará de forma muy activa en el devenir de la editorial. Socio, a partes iguales, desde 1949, de los hermanos Joaquín y Gonzalo Bedia va a contribuir, sobre todo durante los primeros años, a la impronta y exquisito gusto editorial de las ediciones de esta modestísima imprenta.

Vinculado, desde finales de los años cuarenta, a través de su amistad y relación con Eugenio Vegas Latapie y José María Gil Robles con la causa monárquica de don Juan, despliega, a partir de 1952, una intensa actividad política con la organización de funerales, actos, conferencias y actividades diversas, hasta que, en 1961, secundado por un grupo de intelectuales y profesionales santanderinos, dirige un escrito, en forma de acta notarial, al ministro de Información y Turismo, exigiéndole la abolición de la censura previa. Presiones políticas y sociales le obligan a abandonar Santander y, reclamado insistentemente por Ricardo Gullón, se traslada en 1966 a Austin (Tejas), donde ejercerá como profesor del departamento de español de dicha universidad, hasta su jubilación en 1983.

En 1981 es nombrado director de actividades culturales de la Fundación Santillana, cargo que desempeña hasta 1987. En 1990 organizará Encuentro con José Hierro en el que contará con la presencia de Octavio Paz. A partir de 1990 publica, en forma de libro y a manera de unas memorias dispersas, sus recortes del pasado. En 1999 fue nombrado hijo adoptivo de Santander. Como muestra de agradecimiento dona al Museo de Bellas Artes una obra de Miró.

José María Lafuente es director de Ediciones la Bahía

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Modificado el ( sbado, 29 de agosto de 2009 )
 

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