Polo
En la Atalaya de GuĂa habito un personaje durante muchos
años llamado Hipolito, pero al que todos los vecinos de mi pueblo
llamaban cariñosamente "Polo". Por Juan Dávila
Su complexiĂłn fĂsica era la de un ser normal, más bien bajo, regordeto y que siempre lucĂa una risita hasta cierto punto bastante "jodelona" ya que a pesar de sus limitaciones psĂquicas solĂa tener muy mala leche. Era habitual observar en su indumentaria la boinilla que siempre llevaba encasquetada en la cabeza. Mis recuerdos de este ser se iniciaron en los años cuarenta y lo perdĂ de vista, cuando siendo muy joven me incorpore a mi destino en el TelĂ©grafos del Estado en Las Palmas, allá por los años cincuenta y algo. Era notorio siempre verlo con su cachimba atravesada y jalando y jalando por ella para que no se le apagara.
Cuando se cabreaba por algo que le hicieran era muy mal hablado, una de las palabras mas comunes en su vocabulario, era el de llamar a cualquiera, -h….de…p-.
Cuando iba a darles las quejas a nuestros padres de alguna perrerĂa que le hacĂamos lo que solĂa ocurrir con relativa frecuencia, tocaba en la puerta correspondiente y a quien le abriera la misma fuera hombre o mujer niño o niña, le espetaba, -Vds., son todos unos h….de….p, su hijo me hizo tal cosa-, y posteriormente más calmado les decĂa que le dieran algo, dinero, comida, etc. Dentro de esa forma de proceder era una buena persona, su problema radicaba en las pocas luces que tenia. Polo represento un icono de enorme importancia entre nuestros personajes, no era brillante y como se podrá suponer nada inteligente todo lo contrario, pero tenia una forma de vivir muy original. Paco Rivero (qepd) lo acredito como modelo en las muchas fotografĂas que le hizo.
En los años gloriosos del fĂştbol norteño, donde tenĂamos en GuĂa dos extraordinarios equipos, el mĂtico Tirma en el casco y el GuĂense en la Atalaya, la rivalidad era evidente, y cuando se enfrentaban ambos clubes, nuestro Polo se sentaba en la primera fila de las gradas del campo y de manera elocuente le daba ánimo, lo mismo a uno que a otro, su cortedad imaginativa no le permitĂan discernir a cual de los dos por lĂłgica debĂa animar más, su cabeza se convertĂa en un impresionante galimatĂas al respecto. Cuando finalizaba la contienda se ponĂa, junto con muchas mujeres gentes, mujeres, -sobre todo-, a increpar a la gente de GuĂa –pueblo-, que nos habĂamos acercado hasta la Atalaya a presenciar la misma, al le daba igual quien hubiese ganado, se limitaba hacer lo que oĂa y veĂa, y cuando pasaba el vehiculo donde iban los jugadores del Tirma, imitando a sus compañeras, los insultaba e incluso le arrojaba piedras, empleaba el sistema loristico de repetir cuando veĂa y oĂa.
El comportamiento de Polo no emanaba de los malos tratos o abandono que sus familiares tuvieran con el, me consta que sus hermanos y sobrinos todos lo atendĂan con afecto y cariño, prueba evidente de ello era que siempre estaba limpio y sus ropas en bastante buen estado y muy aseadas. Polo al igual que otras personas disminuidas psĂquicamente, era asĂ y nadie lo podĂa cambiar.
Mi tĂo Pepe el herrero lo agasajaba mucho, y como el pobre perdĂa sistemáticamente la nociĂłn del tiempo, solo se iba para la casa cuando anochecĂa, este –mi tĂo-, le ponĂa de comer y lo defendĂa de los abusos que algunos desaprensivos intentaban cometer con el. Recuerdo tambiĂ©n que mi madre, sobre todo a horas de la mañana viĂ©ndolo pasar por delante de mi casa en la calle MĂ©dico EstĂ©vez, lo llamaba y le daba cafĂ© con leche y galletas.
Polo era muy agradecido y jamás olvidaba a las personas que le hacĂan bien y las recordaba siempre con afecto, al igual que detestaba a los que le hacĂan daño o lo molestaban. Casi amanecĂa en el pueblo, y todo su afán era estar entre el bullicio de la gente, con el fin de observar socarronadamente las cosas que hacĂan para el posteriormente intentar, al menos, hacerlas igual. En su vida nunca hubo mayor protagonismo era sencillo y humilde, pero como personaje pintoresco de mi pueblo estimo debe figurar como tal en la historia del mismo.
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Juan Dávila-GarcĂa
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Julio 2006.
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