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viernes, 12 de agosto de 2011

Recordando a Doña Sofía León

por Gloria Betancor Brito

Sin duda alguna, pasamos por la vida dejando huellas en el camino. Soy de las que creen que todos pasamos por la historia dejando algún relato que contar. Hoy, mis sentimientos y mi corazón me piden un grato recuerdo para Dña. Sofía, que el día de S. Joaquín y Santa Ana, 26 de julio, nos dejó para encontrarse con el Señor. Hoy, en forma de agradecimiento, quiero cantarle a la vida de esta mujer, de esta madre… que en la Historia de Guía fue una verdadera centinela, una mujer conocedora del ser y el hacer cotidiano de los vecinos de nuestra querida y noble ciudad Santa María de Guía.


Sofía León Mauricio nace en Santa María de Guía en 1915, hija de d. Francisco León y de Dña. Demetria Mauricio. Fue la cuarta hija del matrimonio, después de Chona, Rosa y Antonia, y antes de Paco. Aunque quiso estudiar medicina, su padre considera que no era propio de una señorita. Por lo que aprende cocina, mecanografía, algo de piano y cultura general. Durante los años de la guerra colabora con Auxilio Social y conoce al teniente Constantino Cancio destinado en el batallón que ocupaba el edificio que luego sería Instituto en la calle Sancho de Vargas; hoy Escuela de Idiomas y de Música y Folclore.

Constatino Cancio Díaz, su esposo, nace en Ribadeo (Lugo), también en 1915, hijo de Jenaro Cancio e Isidora Díaz. Sus hermanas fueron Adela, Regina y Manuela. Estudiando Química y Farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela es movilizado y destinado a la Academia Militar de Zaragoza y posteriormente es destinado como teniente al batallón destacado en Guía de Gran Canaria, donde conoce a su futura esposa. Al finalizar la guerra vuelve a Galicia, donde termina la carrera de Ciencias Químicas, simultaneando sus estudios con el trabajo en una compañía de seguros. Al crearse en Guía el Instituto Laboral, la familia regresa a Canarias y comienza D. Cancio, como muchos le llamábamos cariñosamente, a impartir clases en dicho centro, del que años después sería Director. Además, da clases en la Academia Cardenal Cisneros, de Gáldar y posteriormente en el Colegio de la Inmaculada, de las Madres Dominicas de Guía, donde su bondad, su acogida se ganó el empeño por los estudios de, entre otras, de un grupo de chicas que estudiaban entonces Magisterio en el citado colegio. También D. Cancio, colabora en la vida política como concejal del Ayuntamiento de esta ciudad norteña de Gran Canaria.

Del matrimonio Cancio León nacen tres hijos: Tere, Pilar y Jenaro, todos ellos dedicados por completo a la docencia, donde sin duda van dejando huellas de su vocación de educadores.

De Dña. Sofía podría contar muchas anécdotas e historia que empaparon mi vida de inquietudes, de sueños que aterrizaron en compromisos concretos `por el pueblo, por su gente, por aquellos inmigrantes que llegando llenos de incertidumbre de otros lugares del planeta, aquí se quedaron a vivir.

No puedo callar lo que la Virgen de Guía significó para esta gran mujer. Ella supo en todo momento dar testimonio de mujer creyente y como la Virgen, nuestra Virgen de Guía, escuchar y atender el clamor de los más pobres y, por supuesto, colaborando en todo momento en favor del pueblo, como lo hizo con el colegio de las Dominicas, el colegio de los Salesianos, con la gente más pobres… Una labor callada que sólo Dios y los suyos conocían.

A ella quiero brindar mi homenaje, homenaje que va más allá de lo que hoy escribo, porque Dña. Sofía fue un pilar, una columna fuerte en nuestro pueblo, con una sabiduría popular que es, sin duda alguna, lo que va a permanecer hasta la eternidad.

Con ella quiero manifestar mi reconocimiento a tantos pilares que han hecho de Guía una ciudad grande, fuerte, fraterna; quiero recordar a aquellos médicos del pueblo que tanto nos atendieron, a D. Bernardo Dávila, el practicante jovial y risueño , dispuesto a servir en cualquier momento; con él, a los otros “practicantes” y “parteras”, que en el pueblo eran algo familiar; no podría dejar atrás a nuestros queridos D. Bruno y D. Fernando, cuyas presencias fueron edificantes n en el pueblo; quiero recordar a aquellos maestros que hacían de sus alumnos buenos vecinos, a aquellos pequeños comerciantes de nuestro pueblo que te acogían como si fueras de la familia; no quiero dejar atrás a los guardias, vigilantes cariñosos de nuestro pueblo, a los que barrían nuestras calles y nos alegraban con sus anécdotas, a tantos personas que en la vida social, religiosa y política que desde la sencillez hicieron historia en este querido pueblo.

Gracias, Dña Sofía, gracias a todos los que calladamente, sin “bombos y platillos”, ha dejado una huella vital en Guía. Gracias, porque donde ha habido corazones generosos habrá siempre primavera.


 

Modificado el ( viernes, 06 de abril de 2012 )