Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

"El Gallinero"

Pedro GonzÃ¡lez-Sosa

Hay nombres de lugares nacidos por pintorescas circunstancias que muchas veces cuesta trabajo imaginar su curioso origen a pesar de que desde su nacimiento se fue propagando popularmente hasta convertirlo en topÃ³nimo. Tal es el caso del que en GuÃa se conoce todavÃa entre las gentes como barrio de El Gallinero aunque desde los aÃ±os cincuenta del pasado siglo pasÃ³ a denominarse San Blas por obra y gracia de la idea del que fue pÃ¡rroco Bruno Quintana que lo considerÃ³ segÃºn su opiniÃ³n denigrante para sus vecinos que aceptaron el cambio hasta nuestros dÃas. Y es curioso que a pesar de que el topÃ³nimo de referencia se popularizÃ³ en la localidad y asÃ es incluso conocido en nuestros dÃas por los mÃ¡s viejos del lugar, nunca se oficializÃ³ pues no consta como tal en los censos o padrones municipales consultados referidos a los aÃ±os finales de 1800 como un lugar geogrÃ¡fico determinado y que el libro La toponimia de Gran Canaria lo define como "Ã¡mbito y elemento pecuario". El lugar es una pequeÃ±a loma localizada al margen izquierdo de la carretera de entrada al pueblo, inmediatamente despuÃ©s de AlbercÃ³n de la Virgen y que se extiende hasta la carretera que desde San SebastiÃ¡n sube a San Juan por las Cuevas Fregenales.

Â¿CuÃ¡ndo y por quÃ© pudo crearse este topÃ³nimo? Las razones podrÃan hallarse en varios testimonios notariales registrados en los archivos de la NotarÃa establecida allÃ en el Ãºltimo tercio del siglo XIX de la que era titular TomÃ¡s Antonio Mira y Mora donde se descubre la posible razÃ³n de su nacimiento. Propietario de parte de aquellos terrenos aparece en la Ã©poca Francisco MartÃn Bento, sobrino del poeta y alcalde en 1871 cuando Amadeo I le otorga a la entonces villa el tÃtulo de Ciudad en cuyas gestiones tuvo relevante participaciÃ³n Fernando LeÃ³n y Castillo. Bento aparece vendiendo "a censo reservativo" diversas parcelas de aquellos terrenos a varios vecinos a cambio de cuyas enajenaciones recibirÃa como pensiÃ³n anual determinado nÃºmero de "gallinas buenas y de recibo, exceptuando las cluecas", o su importe a razÃ³n de determinada cantidad en reales plata cada una. Advertimos que la costumbre del cobro en gallinas por la venta de solares en aquella zona no se limitÃ³ a MartÃn Bento porque en otra escritura de 1879 Cayetano Guerra DomÃnguez vende una trozada con casa a Antonio GonzÃ¡lez Santiago por el que cobra igualmente tres gallinas, casa que linda con "la finca de PantaleÃ³n Oliva Espino", lo que hace presumir que la costumbre hizo establecer en el lugar un considerable depÃ³sito donde recoger las aves lo que dio origen a que la versiÃ³n popular bautizara el lugar como "el gallinero", topÃ³nimo que fue arraigando de forma comÃºn.

De las numerosas transacciones conocidas segÃºn los testimonios notariales hemos elegido algunas y entre las que aparecen personas que, de alguna manera, estÃ¡n relacionadas con el cronista, como una tÃa-abuela llamada Dolores Oliva Calcines o un tÃo de Ã©sta que llamado PantaleÃ³n Oliva Espino. Uno de los solares, seÃ±alado con una extensiÃ³n de 663 metros cuadrados, lo vende que MartÃn en mayo de 1872 a RamÃ³n Betancor Moreno por 562 pesetas, pagando a censo reservativo como pensiÃ³n anual "seis gallinas buenas y de recibo, exceptuando las cluecas o su importe a razÃ³n de seis reales plata cada una el 24 de junio de cada aÃ±o". En mayo de 1872 el mismo MartÃn vende a Felipe GarcÃa Moreno otro trozo por el precio de 375 pesetas debiendo satisfacer el comprador tambiÃ©n a censo reservativo "la pensiÃ³n anual de cuatro gallinas o su importe a razÃ³n de cuatro reales de plata en el domicilio del vendedor". Otro solar lo adquiere en 1873 Francisco RamÃrez Llarena quien deberÃ¡ abonar anualmente al mismo vendedor tres gallinas, solar que sucesivamente pasÃ³ a ser propiedad primero de MarÃa de la ConcepciÃ³n RodrÃguez en 1876 y en 1900 a la mentada Dolores Oliva Calcines? Y asÃ sucesivamente. Por lo tanto el gallinero establecido debiÃ³ ser tan notorio que la versiÃ³n popular bautizÃ³ la zona con el curioso topÃ³nimo aquÃ comentado.