lunes, 19 de abril de 2010 |
Don Marino Alduán Azurza El 16 de abril de 2010 falleció, a la edad de 90 años, don Marino Alduán Azurza, persona de excepcional calidad humana e intelectual quien, junto a otros ilustres foráneos, como don Luis Cortí, ocupa un destacado lugar en la historia de nuestro municipio, lo que le hace merecedor de que sea nombrado Hijo Adoptivo de Guía, distinción que no entendemos cómo no se le ha otorgado con anterioridad.
Entre sus múltiples virtudes figura el haber sido el promotor de innumerables actividades culturales en el municipio, principalmente desde el Instituto de Guía. Gracias a su magisterio, a su extraordinaria personalidad humana e intelectual, varias generaciones de guienses tuvimos la oportunidad de enriquecernos cultural y socialmente.
Nace en San Sebastián (Guipúzcoa) el 14 de diciembre de 1919. Hijo de Marino Alduán Gómez y María del Pilar Azurza Agote. Reside en París durante 16 años. En 1949 llega a Guía de Gran Canaria por primera vez.
En mayo de 1950, y siendo el máximo responsable en España de la Multinacional Aseguradora francesa “Mutuelle Generale Française Vie” llega a Canarias para pasar una temporada. El 27 de junio de 1950 contrae matrimonio en Guía de Gran Canaria con Antonia María Guerra Guerra, con la que tuvo cinco hijos: Marino, Fernando, Antonia Teresa, Francisco Javier y José María Alduán Guerra. En el Boletín Oficial del Estado de 28 de junio de 1950 se publica la orden del Ministerio de Educación Nacional autorizando la creación en Guía de Gran Canaria de un Centro Oficial de Enseñanza Media y Profesional de modalidad agrícola y ganadera.
En 1951 comienza a dar clases de francés en el Instituto de Guía en el que ocupará diversos cargos directivos durante los 35 años en los que estuvo dedicado a la enseñanza.
En 1999 fue designado para leer el pregón de las Fiestas de la Virgen de Guía.
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SEMBLANZA, POR SERGIO AGUIAR CASTELLANO
HTML LEER EL PREGÓN DE DON MARINO DE 1999
Au revoir,
monsieur
Por Javier Estévez
Hace unos años tuve la necesidad
de aprender francés y todos los caminos me condujeron a él. En un principio, las
clases eran por una hora, pero se prolongaban durante toda la mañana. Siempre
fue así. De las conjugaciones, de la gramática, de los adjetivos y adverbios
inertes que encerraban los libros de textos, pasábamos sin tránsitos, ansiosos,
al francés vivo que palpitaba en cualquier verso de Verlaine, de Baudelaire o de
Valéry.
San
Roque (Guía), 16 de abril de 2010.
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Modificado el ( domingo, 02 de mayo de 2010 )
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