MI CONVECINO TOMASÍN
Pedro
González-Sosa
Ahora que se
cumplen diez años de la muerte de este personaje peculiar de
Guía como fue Tomasín, no me resisto a escribir unas líneas
recordándolo como convecino, pues nuestras casas estaban casi
pegada una a la otra -solo separada por aquella donde vivía
maestro Antonio Luz- que nos creíamos de la misma familia por
el trato cordial que recíprocamente compartíamos.
Esta vecindad ocasionaba el conocimiento también recíproco nos
dispensábamos. Por eso recuerdo nítidamente el día que nació
Tomasín allá por el año 1941 a quien vimos recién llegado a este
mundo cuando acompañando a nuestra madre visitamos a Barbarita
para ver su nuevo retoño. A partir de aquel momento fue
creciendo Tomasín con el cariño que su familia y la mía le
dábamos al niño.
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Santa Brígida,
1 de enero de 2010.
Pedro
González-Sosa
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TOMASÍN, IN MEMORIAM
Braulio
G. Bautista
Hace diez años
que enterramos a Tomasín. Aquel día cayó un aguacero intenso
mientras depositaban su ataúd en un nicho del cementerio de La
Atalaya. Todos los presentes, a pesar de la pena, teníamos en el
rostro una expresión cercana a la sonrisa: se nos iba alguien
con quien seguro habíamos reído mucho en algún momento de
nuestras vidas. Alguien con quien nunca tuvimos un conflicto
serio, aunque, a lo mejor, alguna vez nos impusiera una rigurosa
multa de una peseta, o nos dedicara un merecido insulto, si
tratamos de tirarle de la lengua en uno de sus días hoscos.
Se nos iba la
inocencia y la picardía, la elocuencia del disparate, el actor
capaz del mimetismo más sorprendente en los gestos y la
entonación, la bondad de un niño viejo y además, el mejor
alcalde, el más laureado general, el médico más entregado, el
municipal más estricto, o el “Don Bruno” más piadoso que Guía
jamás tuvo.
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Miami, 1 de
enero de 2010.
Braulio G. Bautista
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