LAS MEMORIAS DE DON BRUNO QUINTANA QUINTANA

PÁRROCO DE GUÍA (1943-1982)

 

AQUEL ESPECTACULO DEL 15 DE AGOSTO DE 1955

BRUNO QUINTANA QUINTANA

(Por la transcripción: B. DE V.)

"Llegó el "Ciudad de Cádiz" al Puerto de la Luz a las ocho de la mañana del día 29 de julio de 1955, atracando en el Muelle de la Luz. Hasta allí llegamos a las nueve para recoger los numerosos cajones en que venían embaladas todas las piezas del trono, a fin de conducirlas a Guía en un camión del Sindicato Agrícola del Norte conducido por Juan Jiménez Orihuela. Me acompañaron en este viaje don Fortunato Estévez Galván, el abogado don Miguel García Lorenzo y el ebanista don Miguel Abreu Roque.

Embalados como venían todos los elementos del trono, fueron conducidos todos los cajones al interior de la Capilla del Sagrario, en el templo parroquial, donde el técnico Juan Garriga Sala, enviado por los Talleres de Arte, fue catalogando y armando el trono conforme a la numeración que traía cada cajón, hasta que quedó completamente reconstruido, presentando una estampa espectacular y causando gran admiración a todos cuantos lo contemplaban.

Esto motivó un constante desfile de personas que, atraídos por lo que decían, complacían su curiosidad acudiendo al templo a constar con sus propios ojos la realidad del trono de plata donado por un gran mecenas, el tantas veces citado don José Samsó Henríquez.

Así las cosas, se acercaban ya las Fiestas de la Virgen y con la premura del caso se encargó al carpintero Sebastián Osorio Jiménez la construcción de las andas que habrían de colocarse al trono para su recorrido procesional por las calles de la ciudad. Estas andas, por la urgencia, no quedaron adecuadas para ser conducidas por los portadores de las mismas, cómodamente y con garantías de seguridad, por lo que fue necesario colocar dos varales por los costados para que cuatro hombres por fuera ayudasen a los que cargaban bajo el trono a levantar éste y mantenerse el equilibrio del mismo, que, por su altura -casi seis metros- amenazaba su integridad y la de las personas que habrían de acompañarle.

Esta forma de llevar el trono por las calles causaba mala impresión y se empezó a buscar la solución. Muchos eran partidarios de que se construyese una carroza para conducirlo sobre ruedas, pero se desechó esta solución por las dificultades que suponía su salida y entrada en el templo, motivadas por las gradas existentes ante el mismo y por la pendiente más o menos pronunciada de algunas calles del recorrido. Llegó el año 1970 y entonces fue cuando por la experiencia adquirida de los años anteriores, por el cargador del trono Manuel Benítez Gordillo se dio la idea de la posible solución de las andas para ser llevadas cómodamente por los portadores, idea que fue recogida por el estudiante de arquitectura, don Francisco Jiménez García, que la plasmó en el correspondiente proyecto, que luego fue realizado por el carpintero don Pedro Mendoza Moreno, eliminándose los varales y los cargadores auxiliares que tanto afeaban la marcha majestuosa de la procesión, consiguiéndose con ello que todos los portadores del trono -unos diez- fueran bajo las andas con gran holgura y comodidad, pudiendo llevar el trono con gran elegancia y pausadamente, cosa que antes era imposible.

Volviendo al año 55, llegaron las fiestas patronales con el hecho extraordinario de estrenar la Virgen de Guía su trono de plata. La víspera del día mayor, el catorce de agosto, a las cinco de la tarde, fue bendecido por el Vicario General de la Diócesis, don Juan Marrero Díaz, asistiendo al acto el alcalde de la ciudad, don Juan García Mateos, y demás autoridades. Fueron padrinos, como era lógico, don José Samsó Henríquez, general auditor, y su esposa doña Juana Fernández Villalta; habiendo acudido tal cantidad de público que abarrotaba el templo.

Amaneció el día 15, Fiesta Mayor, y la parroquia amaneció engalanada como nunca. Don Antonio Socorro Lantigua, párroco de Teror, se encargó del panegírico en la función religiosa, refiriéndose al nuevo trono y señalando que "parecía estar hecho con manos de ángeles".

Y llegó el momento tan deseado por todos: la procesión de la Virgen de Guía por sus calles estrenando trono de plata.

Verdaderamente causó sensación, sobrecogedora, a todos los que esperaban su salida por la maravillosa estampa que presentaba al amaparecer en la puerta del templo y bajar sus gradas, con la Virgen más bonita que nunca, con vivos colores rojos en sus virginales mejillas, bajo un sol que brillaba en un cielo intensamente azul, asociándose al esplendor de las fiestas en honor de su Reina y Señora. Fue un espectáculo único, para contemplar, que concentró en Guía a una multitud que raramente se había visto. Muchas y muchos hijos de Guía lloraron de emoción y alegría.

Con el regreso de la Virgen al templo terminaron los actos extraordinarios celebrados con motivo de las fiestas patronales y la bendición y estreno del trono de plata. Pero la Virgen continuó en él hasta las fiestas de Las Marías o de la Danza de la Rama, que se celebran siempre el tercer domingo de septiembre desde hace más de 130 años. Es una conmemoración votiva de todos los vecinos de los altos de Guía, Gáldar y Moya, como agradecimiento a la Virgen por haber librado los campos de una terrible plaga de langosta africana que amenazaba con asolar mieses y pastos.

Finalizada esta fiesta votiva, previo acondicionamiento de la hornacina de la Virgen, se subió su imagen a la misma, colocándose en su trono de plata, el que, con una iluminación adecuada, resplandecía. Allí permaneció la Virgen de Guía hasta una nueva fiesta mayor y, así, varios años, hasta que comenzaron las obras de construcción y adecentamiento del Camarín".

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