DOCUMENTOS DE INTERÉS PARA 

GUÍA DE GRAN CANARIA

Datos para una historia de Guía

 EL “ALBERCON DE LA VIRGEN”

 ·       Se edificó a mediados de 1700 para recoger una cuarta de agua donada  a la Parroquia por el Heredamiento del Palmital.

·        En virtud de una real orden hubo de venderse el agua y la alberca en 1805, pasando su producto a la llamada "Caja de Consolidación".

Por Pedro González-Sosa

(Cronista Oficial)

 

UNA LEYENDA DESMITIFICADA

       Todavía hay gente en Guía que cuenta como cierta la tradición o leyenda de que el llamado “Albercón de la Virgen” debe su nombre al hecho considerado siglos atrás como “milagroso” porque en este lugar se “plantó” la imagen de la Virgen de Guía cuando, “aparecida” en las costas vecinas, intentaron llevarla hacia la Ciudad. Tradición o leyenda  que, como se verá, queda desmitificada con los datos que aquí se aportan.

      La tradición fue pasando de generación en generación, e, incluso, el beneficiado Baltasar José Rodríguez Dénis y Quintana lo recogió en un informe que envió al Obispado durante su largo mandato al frente de la Parroquia, desde 1731 hasta 1786.

       El relato legendario respecto a la imagen de la patrona de Guía es idéntico, y no deja de ser curioso, al que los vecinos de Telde mantienen en tradición referido al Santo Cristo del altar mayor de la Parroquia de San Juan. En cuanto a la de Guía se generó en la localidad desde tiempo inmemorial la leyenda de que la imagen apareció flotando dentro de un cajón en la costa y que cuando se intentó llevarla a la Ciudad, al llegar la carreta a este lugar se hizo tan pesada la carga que ni aumentando con más yuntas de bueyes lograron que se moviera. Vuelto el carro  hacia el pueblo la carga se hizo tan liviana que los vecinos creyeron como milagroso el hecho de que la imagen quería quedar en la localidad, tomándola por Patrona.

     Nada mas lejos de la realidad histórica. La actual imagen de la Virgen de Guía se veneraba en la entonces pequeña iglesia de Guía  desde principios del siglo XVI bajo la advocación de Candelaria propiedad de la familia de los Riberoles que la habían traído desde Génova para su devoción particular. A principios del siglo XVII decidieron donarla a la Parroquia  para sustituir la primitiva y pequeña talla colocada por el fundador Sancho de Vargas, a partir de cuyo momento fue intitulada como Virgen de Guía, hasta nuestros días. El “Albercón de la Virgen”, debe su  toponimia a unos hechos contrastados históricamente y no a la tradición que fue pasando de generación en generación

 EL HEREDAMIENTO DEL PALMITAL

La referencia documental mas antigua que este cronista tiene del ya famoso Heredamiento del Palmital, de Guía, esta fechada “en ocho dias de setiembre de mil y quinientos setenta y tres". Sin embargo, Vicente González Miranda, otro inquieto buceador de la historia guiense encontró una fecha más anterior: mil quinientos treinta y pico, recogida en una Capellanía de la época. Partiendo de esa primera referencia que consta en poder del cronista, es preciso destacar la importancia que el Heredamiento y las aguas del Palmital ("Palmitar", en otros documentos) tuvo en la pujanza y desarrollo económico y social de la Villa de Guía, aún antes y en los arbores de su fundación por Sancho de Vargas. El muy abundante caudal de aguas que propiciaba aquella fuente del Palmital constituyó el elemento de riqueza principal para un desarrollo agrícola e incluso industrial azucarero de la zona, pues luego veremos la importancia de sus aguas de este en los ingenios de azúcar que se instalaron por aquellas tierras.

          No vamos a profundizar en la historia de las aguas del Palmital, o de su Heredamiento, pero vale la pena destacar que fue rico y que pasado el tiempo la disminución paulatina fue disminuyendo su caudal y me dicen que en la actualidad las disponibilidades son de carencia total. No  se hará tampoco aquí historia de la evolución cronológica ni del caudal de su agua ni cuales han sido los avatares hasta nuestros dias. Si bien, dígase que como tal heredamiento, el del Palmital sigue superviviendo en nuestros días.

        Hacíamos alusión a una referencia documental en nuestro poder sobre el citado Heredamiento de aguas del Palmital y que data de 1573: es un reconocimiento que hace en dicho año, Manuel Phelipe de unas tierras que le fueron vendidas por los Valerones en las que parece encontrarse la fuente del Palmital.

        Efectivamente, en esta escritura, "Manuel Fhelipe, vezino de la villa de Guía, digo que por quanto Juan Valerón, e Andrés Castro, e Pedro Perdomo, e Gonzalo de la Fuente, herederos de Catalina Pérez mujer de Martín Valerón, difunto, me vendieron unas tierras, que se dice el Varranco de Valerón, con una fuente de Agua del Heredamiento del Palmitar"... De la lectura de este párrafo se deduce que la toponimia del barranco de Valerón nace de la propiedad de las tierras sitas en él que habían sido del llamado Martín Valerón, pues en 1573 el tal Martín aparece ya difunto y el heredamiento debe ser muy anterior, incluso de principios del siglo XVI. Y en segundo lugar puede concluirse de esta lectura que la fuente que dio origen al Heredamiento del Palmital es este que se recoge en la mentada escritura. que obligaba a los herederos de los Valerones al comprador al compromiso del pago de un tributo anual "a la Iglesia de Nuestra Señora, de esta Villa de Guía, de dose reales de Censo y tributo cada año”.

 EL HEREDAMIENTO EN EL DESARROLLO AGRÍCOLA E INDUSTRIAL DE LA ZONA.

        Del Heredamiento del Palmital tuvieron aguas desde su comienzo las familias mas destacadas de la vida social y económica de Gáldar, primero y desde su segregación  de aquélla en 1526 la villa de Guía.

       En las escrituras de la época es fácil advertir la existencia de este heredamiento Y la referencia continúa en instrumentos referidos a la  propiedad de estas aguas. Así, por ejemplo, algo mas tarde aparece en los testamentos de los dos homónimos Roque Merino, tío y sobrino, que en distintas épocas fueron beneficiados de la Iglesia Parroquial de Guía. El primero, Roque Merino  Riberol y Travieso, (nieto del primer alcalde de la entonces villa), que fundó una Capellanía en el año 1626 nombrando heredero de sus bienes, "por el mucho cariño que le tengo a mi sobrino Roque Merino Riberol y Zapata”, que había sido primero alcalde de Arucas y que una vez viudo de Juana Ramos se hizo cura y llegó a ser beneficiado de dicha iglesia guiense, aunque Fray Juan Suárez de Aguilar, en su "Geneagologia" dice que fue servidor (coadjutor) y no beneficiado. Entre los legados que le deja Roque Merino a su sobrino figura "las aguas del Heredamiento del Palmital”. Y, a su vez, el segundo Roque Merino, con fecha 1677, al hacer su testamento repite la existencia de esta propiedad: "Item, declaro que yo traje a matrimonio dos suertes de Agua del Heredamiento del Palmital que me dejó a tributo Roque Merino,  mi tío".

        Que las aguas del Palmital también tuvieron que ver con y en el desarrollo de la industria azucarera de la zona,  en la que uno de los famosos Riberoles se afincó, no hay duda. y lo vamos a ver, incluyendo aquí que también Sancho de Vargas, el fundador de la Villa de Guía  que tenia cañaverales en aquel mismo lugar donde Batista de Riberol instaló su ingenio y plantó las cañas en un lugar  por donde pasaba el caudal de estas aguas que fueron aprovechadas para mover las rudimentarias máquinas

         De les muchos genoveses que vinieron a Canarias, el apellido Riberol está entre los más destacados. Uno de estos, el mentado Batista de Riberol  (según recoge  Leopoldo de la Rosa en un trabajo sobre este tema), se estableció en el Noroeste de la Gran Canaria en 28 de Agosto de 1487, comprando "dos suertes de tierra de huerta en Gcáldar”. En realidad las compraría en. una zona de la entonces Gáldar que a partir de 1526 sería  la jurisdicción de Guía, pues dice el propio  de la Rosa que "la principal hacienda de Batista se hallaba situada en el valle de las Garzas y alcanzaba el nuevo poblado de Guía, con alcalde propio (1526) que quedó enclavada en la nueva jurisdicción" .

 .      La identificación en nuestros días de estos parajes donde se sitúa las tierras de Batista de Riberol es fácil para el guiense, porque se trata de las que están detrás de la montaña de "Carne de Agua" --curiosamente ya en 1600 pico se recoge en otro instrumento este topónimo-- de donde parte, precisamente, el  “barranco de las Garzas"  que no es otro que aquel que pasa por debajo del puente que cercano a la ermita de San Sebastián. En el paso de este barrando por el hoy conocido barrio de San Juan existe el todavía conocido como "Ingenio Blanco", toponimia resultante de aquel "ingenio blanco" que se vincula a las actividades azucareras. de Batista de Riberol, entre finales del siglo XV y comienzo del XVI. Este Batista de Riberol fue el que dio origen al establecimiento de la familia  del mismo apellido que se incrustó en la sociedad y en la vida Guía.  Incluso una de sus hijas, la mas pequeña en edad llamada Francisca, había nacido en Gáldar y allí fue bautizada, casándose igualmente en la iglesia de Santiago en 20 de Agosto de 1507 con Fernando Alonso de la Guarda, primer alcalde de Guía, a partir del tantas veces citado año de 1526.

         Debe entenderse la razón por la que Batista de Riberol levantó su "ingenio blanco" en aquella zona,  barranco "de las garzas" arriba, en el aprovechamiento del enorme caudal que propiciaba las aguas del heredamiento, pues para la elaboración del azúcar en aquellos tiempos era imprescindible contar con la abundancia del agua, así como para el  regadío de las plantaciones de la caña. Para mayor abundamiento, también debió aprovechar este caudal de las aguas del Palmital el fundador de Guía que tenia entre sus propiedades  en Gran Canaria, unos terrenos donde llaman "Támara-Gáldar'., topónimo todavía hoy conocido por este nombre y que se sitúa  un poco más arria de la ermita de San Juan.  Cuando Sancho de Vargas,  a casarse por segunda vez a mediados de1506, unos meses antes, (el 21 de marzo del mismo año), reparte la mitad de la herencia que les corresponde entre los hijos habidos con su primer mujer, ya difunta, Catalina de Ávila, para lo que hace inventario de sus bienes y realiza el reparto, (Archivo Histórico Provincial de Tenerife), el fundador de Guía  señala que “se queda con la hacienda que tiene en Taoro,  y todas las demás propiedades que él y su mujer tenían en Tenerife, y, además,  con las tierras de Tamara-Gáldar y con el cuarto de las aguas que le corresponde, mas la mitad  de los cañaverales, además de la soca de las cañas que están en la ladera de Batista de Riberol".

       Las aguas del Palmital regaron las vegas de Guía y  de Gáldar y de eso no hay duda,  transportadas en rudimentarias acequia,  pero cumplieron ya desde entonces su importante cometido. Así fue c6mo la Fabrica Parroquial de Guía, a finales del siglo XVIII, se vio con la propiedad de una cuarta de estas aguas, según se explicará..

  EL  “ALBERCON DE LA  VIRGEN “

          Fue ese Heredamiento y sus aguas los que obligaron al mayordomo y párroco de la iglesia de Guía, a mediados del siglo XVIII a la construcción de un albercón para almacenar el producto de esa cuarta que le fue donada con el fin de mantener con decoro el culto a Nuestra Señora de Guía. Añadíase esta propiedad a las muchas que había obtenido la Parroquia, entre otras aquellas salinas que a comienzos del XVII le rentaban a la iglesia 67 reales al año.

      Este albercón dio origen al topónimo por el que se conoce el lugar, situado a la entrada de Guía, justo desde donde parte la carretera que va hacia Moya. Este viejo y por dos veces centenario albercón no debiera desaparecer, sino tratar de incorporarlo a los lugares relacionados con la historia de la localidad,  por múltiples razones: por haber dado carta de naturaleza a aquel punto geográfico, como ejemplo de un sistema  de construcción; como demostración de lo que fue en otros tiempos la devoción a la Patrona y como reducto viejo de almacenamiento de parte de las aguas del ya casi legendario Heredamiento del Palmital. Los actuales propietarios --ignoramos quienes--deben tomar conciencia de todo ello y  en colaboración con el Ayuntamiento procurar que el pico y la pala o afanes especulativos urbanísticos de la zona derrumbe este pedazo de vieja historia.

  SU CONSTRUCCIÓN

               La primera referencia documental encontrada por el cronista sobre este .albercón es aquella fechada "en la villa de Guía a 13 del mes de Agosto de 1772", con el encargo del obispo, Fray Juan  Bautista Cervera en su visita pastoral, que entre otras cosa dice los: siguiente: "Otrosí, teniéndose noticia de ciertas diligencias que se hallan colocadas en el Libro  Primero de esta Cofradía, que los Herederos de las Aguas del Palmital han destinado para el culto de Ntra. Señora una quarta del agua que normalmente les va perdida y no se puede aprovechar por no haber estanque en que recogerla; no teniendo la Cofradía con que costear esta obra que le fuera de grandes utilidades a lo mucho que necesita, para ver si se logra: encarga S.I. al presente mayordomo que quando por si pueda, solicite sugeto de los devotos de este pueblo o fuera, que se resuelva a costear lo del estanque con el seguro de que se le pagara de las primeras utilidades que el agua produgere, el costo que las obras ocasionara. Y así lo proveyó, mandó y firmó S.I. de que doy fe. Fray Juan. Obispo de Canarias".

           Se conoce ya, pues, que el encargo del prelado para la construcción de la alberca es acogido con toda diligencia por el mayordomo de la Fabrica Parroquial. Lo que aconteció desde esta fecha hasta la terminación de la obra lo ignoramos porque nada se dice en los libros parroquiales, aunque es cierto que se tropezaron con muchas dificultades, no solo económicas sino en la propia obra. Dos años después de este mandato de Cervera  ya se están realizando los trabajos para su construcción, porque aparece anotado el pago de "7 reales y medios, un día a dos peones y media a tres, para abrir el foso del albercón y no se acabó de abrir porque se descubrió arena".

            Años mas tarde,  el 29 de diciembre de 1786, en la Visita pastoral que hizo a Guía el obispo Antonio de la Plaza se hace consta la siguiente, "Nota. No se hace mención en estas cuentas de las alhajas que en la visita pasada se mandaron vender para la obra de la alberca  que se esta haciendo, porque expresa el mayordomo, que aun no están vendidas y que se está siguiendo la obra de la alberca, de todo lo cual lleva apuntaciones separadas y luego que se verifique la conclusión de esta obra, dará cuenta del producto de las alhajas y de [ha]verse invertido en la referida alberca". Queda claro que todavía en 1786 se está trabajando en la obra.

       ¿Cuanto tiempo duró esta obra del albercón?. Desde 1772 en que el obispo ordena su construcción, pasando por 1774 en que ya se realizan los trabajos, y 1786 en que "todavía se está haciendo", la obra se prolongó por lo menos 16 años, con las vicisitudes lógicas que los contratiempos económicos y dificultades del terreno propiciaron. En 25 de junio de 1793 se pagaron "150 reales de la limpia del albercón en los cinco años (debió concluirse en 1788); 6.097 reales que costó la fabrica que se hizo del albercón de Nuestra Señora (aquí ya empieza a llamársele  "Albercón de Nuestra Señora" y mas tarde "de la Virgen" como ha llegado a nuestros días); 210 reales que ha habido de costo de la limpia del albercón en  estos años. (debe referirse a otro tipo de gastos sobre el particular porque ya hay un pago de 150 pesos a los obreros); 397 reales, 32 medios, costo del recurso seguido en la Real Audiencia con doña María Fuertes, sobre el repartimiento del agua del albercón".

      Así las cosas es  fácil adivinar que las penurias económicas que en todo tiempo solían padecer las Fabricas Parroquiales, respecto a la de  Guía estas entradas por la venta del agua del "Albercón de la Virgen", entre otras, aminoraron sus penurias. Porque la Fabrica de Guía siguió vendiendo el agua. y siguió limpiando el albercón, y así se desprende de las cuentas comprendidas entre los años 1799-1811, cuando dice el mayordomo haber cobrado, "732 pesos a que asciende la venta del agua diaria de Nuestra Señora, en los seis años que corrieron desde marzo de 1799 en que se vendió a virtud de Real Orden para que entrase su producto en la Caja de Consolidación, al respecto 122 pesos en cada uno de los 6 años. Por 22 reales y 17 medios pagados al escribano don Jacinto Proto Betancourt, del testimonio de la escritura de venta del agua de la según recibo de fecha 8 de junio del 895".           Con la venta de este agua y de su depósito para almacenarla, en el mentado 1805,  concluía una página de la historia de Guía; mejor, de su Parroquia.

 

LA VENTA DEL AGUA Y  DEL  ALBERCÓN

          El expediente de la venta del agua y la alberca que fueron de la Fabrica Parroquial se encuentra en el Protocolo del escribano  que fue de Las Palmas, Jacinto Proto Bethencourt y en el mismo se detalla con toda clase de detalles las vicisitudes que este remate llevó consigo.

        Era párroco de Guía don Francisco Almeyda y en virtud de una Real Orden de 21 de octubre de 1800, en el Juzgado del Corregidor   Aguirre, "se formó expediente sobre la venta y remate de la  cuarta de agua perenne en el Heredamiento de el Palmital y que se recoge en el albercón que se halla en esta Jurisdicción y Pago de Tarazona, propio  de la Cofradía de Santa María de Guia" .Tarazona, en la época de referencia se extendía --a lo que se ve--desde la entrada del pueblo, Llanos de Parra adelante hasta la actual ubicacion en las afueras de La Atalaya, camino de El Rio, Barranquillo Moreno  y Roque de Prieto. El provisor del Obispado, en virtud de dicha Real Orden, en 13 de marzo de 1804, nombró al mencionado párroco, “atento a hallarse en la Península el Capitán Dn. Blas Ochando, actual Mayordomo de dicha Cofradía para que nombre peritos y que verificado el remate otorgue escritura a favor de las personas a quien se rematasen el agua y el albercon”.

      El beneficiado nombró los peritos: labrador, a Antonio Perdomo, vecino de Gáldar y a Juan Pinto, oficial de albañilería. Por su parte,  Miguel Bolaños, Síndico Personero que era aquel año, nombró los siguiente: Juan Almeyda, labrador y a Pedro Domínguez, pedrero. Todos aceptaron el encargo para la tasación.

        La tasa inicial de los peritos fue de 9.250 pesos por el agua y 600  por el estanque, "con cuyo motivo por auto proveído por el señor Corregidor Aguirre en 12 de mayo de dicho año, mandó pasar edictos convocando postor, para la campana en las doce del día 15 de junio".

       Pero ocurrió entonces que el Corregidor, sin duda asesorado por alguien entendido en estos menesteres, se apresuró a denunciar el equivoco de los peritos, "por ser quince días y quarta de agua,", por lo que en 9 de dicho mes de junio se mandó  "que los mismos peritos volvieran a declarar". Y, en efecto, declararon aquellos, dando un nuevo valor al agua: 15.250 pesos. No debió rematarse el agua, porque en 31 de Agosto el Sindico Personero Bolaños, insiste ante el Corregidor que sigue existiendo equivoco por parte de los peritos, pues "el agua eran diez y ocho días completos, notificándolo a Francisco Javier Jiménez, persona encargada en esta Ysla para el percibo de las cantidades de Obras Pías para que obrara en consecuencia". y ordenó Jiménez que los peritos declaren nuevamente, regulando el precio del agua en diez y ocho mil quinientos pesos. Se pusieron edictos al público, convocando postor para el día 6 de diciembre. Comparecieron a esta convocatoria  José Falcón y Alarcón, capitán, vecino de la Ciudad, sobrino de Joaquina Falcón y Naranjo, esposa del que era en aquel momento mayordomo de la Parroquia, Blas Sánchez Ochando. Depositó el  Falcón  sobre las dos terceras partes del precio, pero vuelto a poner en pública subasta, el mismo aumentó la postura en 1.000 pesos, también sobre las dos terceras partes.

        No queda aquí la cosa, porque prosiguió el expediente y surgieron otras dudas. Nuevamente se sometió a remate  poniendo edictos ahora no solo en la parroquia de Guía sino también en la de Galdar. Compareció de nuevo José Falcón en nombre de los herederos e interesados de la testamentaria de  Domingo Falcón Niaranjo, presbítero, ofreciendo quinientos pesos sobre las dos terceras partes de su precio. Tampoco quedó contento el Corregidor e hizo pública una nueva subasta. Y ahora, junto a Falcón, concurrió también  José Antonio Almeyda.  Por fin, definitivamente, la puja la gano el capitán  Falcón Alarcón  que había subido en 1.700 pesos corrientes sobre las dos terceras partes de su precio, "que uno y lo otro --dice el expediente-- asciende a la suma de catorce mil treinta y cuatro pesos y cinco reales de  vellón, a pagar de pronto la mitad y el resto dentro de dos años”.

      Hecha la escritura correspondiente,  Jose Falcón y Alarcón tomó Posesión “este día, quieta y pacíficamente, sin contradicción alguna , el l5 de abril de 1805”.

        Acababa así la historia de esta cuarta de agua que los propietarios del heredamiento del Palmital habían regalado a la Fabrica Parroquial en 1772, o tal vez unos años antes. Y, por supuesto, se extinguía  así la vinculación entre este antiquísimo Heredamiento y la Iglesia.

        Dos Mayordomos aparecen como figuras principales en el principio y en el fin de este hecho: en 1772, el teniente coronel  Agustín del Castillo en tiempos de cuyo cargo se recibió la dádiva; y  Blas .Sánchez Ochando,  en tiempos de cuyo mandato se procedió a su venta, producto que pasó íntegramente a manos de Francisco Javier Jiménez, encargado en esta isla de percibir las cantidades de las .Obras Pias, en virtud de lo ordenado en aquel tiempo.

       Pese a haber transcurridos más de dos siglos desde su construcción, este lugar aún hoy sigue siendo conocido por los guienses como “Albercón de la Virgen”.

  

 

Pedro González Sosa es Cronista Oficial de Guía

 

FUENTE: TEXTO REMITIDO POR EL AUTOR

 

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