Guía de Gran Canaria

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Los mecánicos

Por Juan Dávila-García

En el contexto de los personajes populares de Guía, que he ido citando unos con nombre propio y otros como miembros de las distintas profesiones o gremios que ejercieron en nuestro pueblo, hoy quiero hablar de un conjunto de personas que desarrollaron una gran labor acreditando una preparación cualitativa de enorme relevancia, me refiero a los "mecánicos". Ellos sin la tecnología que hoy reviste a esta profesión se hicieron merecedores del reconocimiento de los moradores de Guía y de muchos foráneos que se acercaban a sus talleres para resolver los problemas que aquejaban a sus coches, motores de pozos y otros artilugios que necesitaban una urgente reparación.

En un principio el taller más importante de los que habían en mi pueblo, era el del Sindicato Agrícola del Norte, llamado también Sindicato Amarillo, que estaba situado al lado del Instituto, cuyo mecánico Jefe era maestro Jacinto González, una persona muy extrovertida y un excelente profesional del ramo, juntamente con el trabajaban los maestros José –más tarde Jefe de los talleres de mister Leacock en el Agujero- y Manolo Pérez Herrera hermanos. Por los informes que tengo estos tres señores exhibieron tal calidad en este oficio, que sus servicios eran demandados en toda la comarca del norte noroeste. El Sindicato tenía un importante parque móvil formado por varios camiones de diferentes tonelajes y marcas, los cuales eran reparados y puestos a punto por los tres mecánicos citados conjuntamente con los aprendices en calidad de ayudantes.

Años más tarde abrió su taller, primero en la calle 18 de julio y posteriormente en el Albercon de la Virgen, Manuel Armas Santana conocido por Manuel el ferruje, donde ejercía como mecánico Jefe un vecino de Guía muy estimado y querido que vivía en la casa hasta donde hace poco tiempo estuvo ubicada la óptica de Herrera Cerpa, conocido por Pepe Saturno. En este taller también ejercía como experto en motores de pozos maestro Felipe Ojeda –más tarde monto su propio taller en la Atalaya-, y su hermano Paulino como técnico en mecánica en general.

Conocidos también fueron los talleres de Paulino Mújica conocido por el mulato juntamente con su ahijado Paco Trujillo –que más tarde abrió uno en Gáldar especializado en motos-, los de electricidad y electrónica de Paulino casado con Berta –fallecida muy joven- hija de Conrado Álamo hermano de Néstor y el de Ruperto Gil Pérez y los de pintura y chapa de Lalo y de Roberto Santiago.

Mención aparte merece la citación de maestro Antonio González Pérez, encargado general de los talleres del Sindicato, cuya singladura al frente del mismo arranco allá por los años cincuenta y algo y que ejerció como tal durante más de cuarenta años. Maestro Antonio era una verdadero técnico, su cualificación era extraordinaria, lo que le permitía construir motores de diferentes tipos y a diferentes escalas. Sus conocimientos de la profesión tenían una constatación difícilmente igualable, aunque su misión era la de dirigir los trabajos en el citado taller, reconocer que jamás se inhibió cuando su participación en una difícil tarea de reparación hacía que tuviera que intervenir en ella, cosa que hacía con sumo gusto, explicándole a los aprendices detalladamente cuantas operaciones llevaba a cabo para obtener en resultado optimo de la faena que realizaba.

Muchos de los motores que hizo fueron utilizados en todo tipo de vehículos con un resultado altamente positivo. Recuerdo que juntamente con el trabajaban Pepe Roque el mundo y Pepe Pérez como pintores y rotulistas, que le daban a los trabajos de estas características que realizaban una elocuente belleza por la gran calidad que le imprimían. El personal del taller del Sindicato reunía unas condiciones especiales y el entendimiento entre ellos era perfecto, de ahí que hicieran los trabajos tan encomiables que hacían.

En fin que recordar a los personajes que en Guía conformaron tan significada profesión ha sido un verdadero placer, ya que los meritos contraídos por ellos tuvieron desde el punto de vista de oficiantes un elocuente valor científico, ya que aparte de lucir como grandes reparadores de las averías mas significativas que se les presentaban eran capaces de hacer y montar toda clase de artilugios relacionados con la mecánica por complicados que fueran.

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Juan Dávila-García

jocdavila@yahoo.es

Septiembre 2006.

info@guiadegrancanaria.org

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