Juan Ossorio, conocido por Juan Pina, tuvo siempre la herrería en la
calle Trasera, y allí sigue todavía regentada por un resobrino hijo de
Rafael Torres Ossorio, pero dedicada hoy a labores más delicadas y finas
no aquellas de antaño como era la forja, el herraje de todas clases de
bestias y la construcción de grandes artilugios dedicados especialmente a
la agricultura. Juan Pina destaco en sus años mozos con un extraordinario
practicante de la lucha canaria, y le dio a Guía grandes tardes de gloría
como tal. Formo juntamente con, Bernardo y Basilio Ramírez, Manuel
González conocido por Vitorino, Severo y Siso González, Antoñito Estévez
llamado el Pollo Reina y otros un gran equipo, que compitió siempre con
buenos resultados para ellos en todos los terreros de las islas. Eran los
tiempos del gran Mandarrias, un perfecto atleta de enormes y portentosas
condiciones físicas, y en esto del arte de la lucha casi intumbable, y
digo "casi", por lo que más adelante les voy a contar.
Juan Pina, era un hombre más bien bajo, ancho y fuerte, especialmente
de brazos y piernas. La profesión de herrero siempre ha implicado un
desarrollo muscular muy a tener en cuenta sobre todo en los bíceps y si
además eres practicante de un deporte de las condiciones de la lucha
canaria, entrenando con asiduidad el desarrollo muscular y la fortaleza se
extiende a todo el organismo, en nuestro personaje se daban estas
circunstancias con relevantes connotaciones.
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Antes decía, que el extraordinario luchador Mandarrias, era "casi"
intumbable, pero en las contiendas donde se enfrentaba con nuestro paisano
Juan Pina, que no le llegaba a la altura del pecho de este ingente
gigante, gran luchador, revestido además de una fortaleza física fuera
de lo común, nuestro convecino con sus mañas, -y fuerza porque no
decirlo-, siempre daba en tierra con este gran atleta, incluso hacía
con su cuerpo sobre la arena la figura de un pino o una palmera,
poniéndolo cabeza abajo con los pies hacia arriba, esto cabreaba a
Mandarrias que prometía que en la próxima sería su venganza, pero esta
nunca llegaba, Juan Pina le tenia el terreno comido y en la mayor
parte de sus enfrentamientos
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El equipo de Lucha Canaria en 1917 |
siempre lo tumbaba. |
Y lo mismo ocurría con otros luchadores de las mismas
características existentes en las islas que sucumbían ante nuestro
estimado paisano, tales como, el Rubio, Silvestre Angulo, etc. Juan Pina
tenía la estirpe de un "atlante" y en esto de la lucha así lo acredito.
Era un amante de los animales, pero lo que más le gustaban era los
caballos, de ahí que siempre poseyera alguno en la cuadra de su herrería.
Los domingos y festivos se paseaba por toda la zona a lomos de tan hermoso
animal, igual lo veías en Fontanales, Juncalillo, Montaña Alta, San
Felipe, o en cualquier otro lugar, fue uno de sus mayores vicios que
"exploto" toda su vida.
Fue un insigne profesional como herrero, y con el trabajaron durante
muchos años sus sobrinos Paco y Rafael, y algunos familiares a los cuales
les tuvo en gran estima y les ayudo mucho. Era una gran persona, sencillo,
caballeroso y un excelente amigo de sus amigos, desviviéndose por ayudarle
a los demás. Siempre fue así y se le tenía muchas simpatías en Guía por su
forma de ser y de actuar.
Juan Pina ostento entre otras muchas de las herrerías existentes en
Guía en aquella época, la suya propia. Todas tenían un punto en común, y
este era el parentesco como nexo de unión entre todos ellos. Todos eran
Ossorio de apellido, así estaban las de Juan del Toro Ossorio, la de Pepe,
Camilo y Cristóbal García Ossorio, la de Manolo Ossorio, la de Juan García
Ossorio y otras.
Juan Pina, destaco como herrero y especialmente como gran bregador de
la lucha canaria, donde acredito un elocuente saber estar, dada sus
diferentes mañas y en su constatada fuerza física condensada en un hombre
de reducida estatura, pero ambas aptitudes lo mantuvieron entre la elite
del vernáculo deporte mientras lo ejerció dando en tierra con la crema
luchística existente en aquellos tiempos. Personaje singular estimo es
merecedor de tener un hueco entre los populares de mi pueblo.
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