Guía de Gran Canaria

 Información de especial interés para el municipio de Guía de Gran Canaria (ESPAÑA)    

PORTADA ACTUALIDAD HEMEROTECA NOMBRES PROPIOS CRÓNICA DE GUÍA QUIENES SOMOS WEB AYUNTAMIENTO

 

PERSONAJES POPULARES DE GUÍA (13)

Celia Sosa García, "Celita"

Por Juan Dávila-García

Siempre quise hablar de manera extensa de Doña Celia Sosa García, -Celíta-, para los que teníamos relación directa con ella, me cupo ese honor y jamás la he olvidado. Muchas veces la he citado el algún que otro articulo, incluso en mi relato corto denominado "Guía de Gran Canaria, música y esplendor", que participó fuera de concurso el año pasado en el celebrado por la Mancomunidad de Noroeste, la cito, pero no con la extensión que intento ahora. Celíta fue una intelectual de relevantes connotaciones, Profesora o Maestra de Escuela como se las denominaban en aquella época, y desde el punto de vista musical fue una gran cantante y una eminente interprete con la mandolina. Llego a formar parte del grupo Tirma, que dirigía Don Teofilo Morales y Martínez de Escobar, allá por los años 1929 o 1930 siendo muy joven, del que formaba parte su padre José Sosa Oliva, conocido por Pepiyiyo con la bandurria entre otros preclaros músicos guienses.

Estuvo casada con Pedro Domínguez García, eminente Profesor también, y tuvo tres hijos maravillosos, Celia-María, -casada con mi buen amigo Geño Pérez Hernández-, María-Agustina, que murió relativamente joven, casada con Javier Estévez Molina recientemente fallecido y Pedro, insigne Psiquiatra ejerciendo en Las Palmas. Según mis estimaciones debió nacer sobre el 1915 o 1916, ya que se que debuto en la Orquesta de Pulso y Púa llamada Tirma, -ya citada-, con 14 o 15 años. Los recuerdos que tengo de Celíta tienen un rango de grandilocuentes connotaciones. Solía visitarla en su casa juntamente con mi padre a quien ella quería y apreciaba mucho, -no en vano fue el quien la enseño a tocar la mandolina-.

Siendo yo un niño, aproximadamente en los principios de los años 40, y algunos posteriores, la oí y la vi en muchos conciertos, donde brillaba su impecable maestría en la practica del "bell canto", lo mismo cantaba un aria, que un fragmento de zarzuela. Era muy dada a cantar también música popular canaria, la tesitura que tenía de tiple profunda, le daba una gran elocuencia a la hora de interpretar cualquier tipo de música, llegando a los agudos mas significativos con una nitidez propio de una "prima donna".

Simultáneamente interpretaba las diferentes partes de los Cantos Canarios especialmente los de Teobaldo Power y los del maestro Tejera, era extraordinariamente gratificante oírle la parte del arrorró por encima de todo. De la obra más significada de Néstor, "Sombras del Nublo", hacía una interpretación tan brillante que a pesar del paso de los años jamás he oído a nadie hacerlo con tanta elocuencia y sentimiento. Una cantante debe reunir una serie de premisas para poder brillar en los escenarios, aparte de la voz, estimo que el sentimiento es lo más fundamental, cuando se canta con el corazón se llega al publico con suma facilidad tocando al mismo la fibra más sensible como es la emotividad que genera el buen hacer del interprete, Celíta, ostentaba en su persona todo lo necesario, para ser la magnifica cantante que fue, no solo en lo que respectaba a su dotes interpretativos, su gran prestancia y su magnifica imagen hacía brotar los más nobles sentimientos de cuantos la escuchábamos, recuerdo que cuando hacía los maravillosos falsetes y variaciones de ritmos tan elocuentes en su depurado estilo, a muchos de los que estábamos presenciando el evento musical donde intervenía, sin poderlo remediar nos brotaba espontáneamente las lógicas lagrimas de nuestros ojos.

Cuando Don Francisco León Padrón, fundo en el año 1941, la agrupación folclórica Guayarmina, apoyándose para ello en la sapiencia de los primos Dávila, (Juan Francisco, Alberto y mi padre), Celíta paso a formar parte de la misma, en las vertientes de mandolinista y cantante especialmente como interprete de la música clásica que tan significada agrupación interpretaba en su abundante repertorio, amen de la canaria, tanto de índole tradicional como popular. Recordar que aproximadamente en el 1944, la citada agrupación hizo una actuación en el cine viejo de Arucas la cual tuvo un grandilocuente reconocimiento de los aruquenses por la constatada calidad de sus interpretaciones, pero quien fue la triunfadora de verdad en tan celebrado concierto fue Celita Sosa, que interpretando un aria del Rigoletto de Verdi, cerro el evento haciendo una vez más gala de su indiscutible categoría interpretando "Sombras del Nublo" de nuestro paisano Néstor Álamo, lo que causo dentro del recinto totalmente abarrotado una pasión y una estridente ovación con el publico puesto en pie, solicitándole otra, a lo cual ella accedió interpretando en esta ocasión el Arrorro de los Cantos Canarios de Teobaldo Power. Ni que decir tiene que el calor encendido en aquel ferviente publico totalmente volcado con ella, reedito aun con mayor fuerza y gritos de brava la ovación aplaudística más duradera de cuantos he visto en los innumerables conciertos a los cuales he asistido en mi dilatada vida.

Celíta, siguió actuando hasta su muerte, -la cual le sobrevino siendo bastante joven-, en diferentes teatros y siempre acompañada por la agrupación folclórica citada. Sus actuaciones de carácter benéfico en el Cine Hespérides de Guía, en pos de alguna buena causa, siempre le brindaron la oportunidad de lucir su esplendorosa voz y su elocuente clase. Celíta fue, ya lo he manifestado anteriormente una –prima donna-, y como tal brillo esplendorosamente en el difícil arte de la música. Nunca se atrevió a interpretar aires, de folias, isas y malagueñas, al menos en publico, aunque en reuniones de carácter privado si lo hizo y el resultado fue muy halagüeño, pero siempre se negó hacerlo en conciertos y espectáculos.

Aunque su carácter era afable, ya que era una persona muy cariñosa y afectiva, a veces cambiando impresiones sobre una partitura a ejecutar, solía imponerse con total rotundidad esgrimiendo unos razonamientos lógicos y totalmente comprensibles, que eran aceptados por sus compañeros con total humildad.

Esta elocuente mujer desconocida para la mayor parte de los habitantes de Guía especialmente para las nuevas generaciones, fue un icono que se debía tener muy en cuenta ahora que esta tan de moda la axiomática revelación de grandes féminas como cantantes en todo el ámbito del archipiélago canario, y ponerla como ejemplo indiscutible en los anales musicales y folclóricos de nuestro terruño. Celíta jamás ha sido igualada, sus cualidades nunca han sido superadas al menos en lo que respecta al entorno de Guía y zonas periféricas, y creo que nunca lo será. Posiblemente el noroeste haya dado cantantes de significada elocuencia, pero ninguna ha tenido la clase y el empaque señorial de esta gran mujer. Tal vez resulte grotesco por la comparación pero si Doña Concha Piquer, marco una época en la canción española, nosotros los guienses podemos presumir que Doña Celia Sosa García, -Celíta-, con su relumbrante palmares ha sido nuestro emblema más grandilocuente y el blasón incólume del pueblo que nos vio nacer y que debía tener muy a gala reconocerle a esta gran señora, su gran valor artístico y porque no también el docente, pues como Maestra siempre estuvo a la altura de las circunstancias.

Guía siempre ha sido muy proclive a premiar y agasajar, a personajes oscuros naturales de la tierra o foráneos, pero nunca se ha parado a pensar y a reconocer los meritos de tantos paisanos, obviados totalmente y de forma miserable, motivado por los intereses creados de un grupito de amigachos que rigen en este aspecto los designios de mi amado pueblo y por los muchos gatuperios que al respecto se emplean. Ya es hora que Guía premie a quien se lo merece, que mire hacía atrás y le conceda a muchos seres que le dieron honor y gloria, -con elocuente realidad-, y desoiga a los arribistas y a los medradores, (leer a Maurice Joly) que al amparo de este pueblo tan desagradecido con sus hijos más preclaros, homenajean a quien no se lo merece.

Celita Sosa, desde el cielo agradecería un reconocimiento aunque tarde pues estimo que falleció entre los años 1948/1950 del pasado siglo XX. Y a mi solo me resta pedirla que me perdone por airear tan elocuente semblanza, que en su momento constituyo con su forma de ser de artista y señora una referencia jamás igualada. Espero que Guía ante esta exposición que he hecho de ella haga algo al respecto.

---------------

Juan Dávila-García

jocdavila@yahoo.es

Julio 2006.

info@guiadegrancanaria.org

REGRESAR A LA PORTADA