Al igual que otras orquestas de las islas, la Philips tuvo un caché de
enormes dimensiones. La fundo Raimundo Díaz el barbero, que en un
principio era mudo pero que más tarde tuvo la suerte de adquirir
nuevamente el habla. Ya residiendo en Las Palmas tuvo en la calle Senador
Castillo Olivares un bar llamado Espada, el cual era muy visitado por la
gente de Guía, especialmente cuando íbamos a coger los piratas cuya parada
estaba un poco más allá. Los músicos que iniciaron la singladura de esta
orquesta procedían casi en un 95-% de otra anterior llamada Rivas. Los
primeros componentes de la citada orquesta fueron el citado ya Raimundo
Díaz con la trompeta, Juan Calcines con el trombón, Salvador Bautista con
el saxofón alto, Ignacio Álamo con el saxofón tenor, Mario Aguiar con la
batería, y un aruquense conocido por Pepe el bizco con el piano. Más tarde
se incorporo como pianista José Mendoza Ossorio, conocido por Pepe el de
maestro Blas.
Era una orquesta sobria e interpretaba la música de manera rocosa y sin
fisuras. Alcanzo cierta fama ya que sus componentes tenían una cierta
cualificación. No tuvo la brillantez de otras coetáneas pero estuvo muy
solicitada en muchos pueblos de la isla, especialmente en la zona sureste,
Ingenio, Aguimes, Carrizal, y en las zonas cumbreras y de medianías tales
como, Valleseco, Teror, Fontanales, etc. Cuando Raimundo dejo de
pertenecer a la misma al marcharse a Las Palmas se incorporo como trompeta
una joven promesa que había destacado en la Banda Municipal, Antonio
Aguiar Vega. Algunos años después Pepito el de maestro Blas fundo la
Iberia yéndose a esta Salvador Bautista que fue reemplazado por un
saxofonista de Gáldar llamado Juan Rodríguez. Por la orquesta Philips
pasaron en lo que a su conformación se refería varios músicos jóvenes
especialmente interpretes de la batería, un tal Estupiñán natural de
Ingenio que vivía en Gáldar ya que era miembro de la Banda donde tocaba la
caja, Felipe Deniz del Palmital que fue alumno de gran timbalista de la
Filarmónica y de la Banda Municipal de Las Palmas e insigne batería José
Vallejo. Cuando mi padre padeció una distonía neuro vegetativa, el doctor
Ramón Jiménez Domínguez, le recomendó una cierta tranquilidad y reposo, lo
que significo dejar temporalmente la orquesta Mejías, -en la que tenía un
ajetreo descomunal con constantes viajes a las islas, etc.-, una vez
recuperado retorno a su puesto en la misma, por eso en ese periodo de
tiempo colaboro con la orquesta Philips para al menos distraerse, -ver
foto adjunto-, hecha a este grupo un día de la Virgen antes de ir a tocar
a un baile creo recordar que a Valleseco.
Según fueron dejando la citada orquesta algunos de sus miembros
primigenios, esta termino por desaparecer, por lo que Ignacio Álamo, fundo
una nueva a la que llamaron Rialto, que tuvo poca duración, debido a que
muchos de sus componentes abandonaron la misma unos por enfermedad y otros
para dedicarse de lleno a sus profesiones cotidianas. El citado Ignacio
paso a formar parte de la de Mejías, donde estuvo algunos años hasta que
llego a esta Isidro Medina con el saxofón tenor y que estuvo en la misma
hasta su desaparición.
La Philips sin grandes aspaviento se hizo un hueco importante entre las
orquestas existentes en la provincia, las obras que interpretaban tenían
cierta relevancia, siendo una de sus premisas más elocuentes el buen
afinamiento que manifestaba. Sin que fuera enconada mantenía al menos en
aquellos años una cierta pugna con la de Mejías y otras de la localidad,
pero como ya decía al principio nunca llego a tener la categoría de esta.
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